Virgen María, Madre de la sonrisa
Virgen María, Madre de la sonrisa
Tu nombre es digno de honor,
OH María, bendecida en todo
tiempo y obra de arte que rinde
alabanza a su experto artífice.
OH amable doncella que has
recibido el egregio mensaje angélico,
tú posees unos dones de belleza
que sobrepasan los de cualquier
otra persona. Eres la más hermosa
de las rosas y tu candor es muy
superior al de los lirios.
Tú eres la nueva flor de la tierra
que el cielo cultiva desde lo alto.
Cristal, ámbar, oro, púrpura, esmeralda,
Madre:
Concédenos, Virgen Santa, un poco de consistencia para nuestro barro; un poco de luz para nuestra noche; un poco de paz para nuestra lucha de cada día; un poco de fe para nuestra duda; un poco de alegría para nuestras penas; un poco de amor para nuestro egoísmo; un poco de agua para nuestra sed; un poco de vida para nuestra vida; un poco de servicio para nuestra comodidad; un poco de calor para nuestra frialdad; un poco de ilusión para nuestra desgana; un poco de tu auxilio para nuestra necesidad.
Amen.
Santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo; que
sobrepasas incomparablemente a las potencias espirituales en pureza, en santidad de alma y cuerpo; mírame culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios de mi vida impura y llena de
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
D: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
T- seamos siempre fieles en el terreno caminar.
Amén
¡Salve, Madre bondadosísima,
que todo lo ves y escuchas,
aún de lejos!
¡Recibe mi saludo, humilde, reverente y filial;
adivina el ferviente palpitar de este corazón
que a través del mar
llega hasta el tuyo!
¡Alégrate, sublime Mujer del Cielo,
y recibe mi agradecimiento
por tus muchos beneficios y prodigios!
¡Madre de nuestras madres,
omnipotente por gracia ante el corazón de Dios,
ruega por nosotros, pecadores!
Préstame, Madre, tus ojos
para con ellos mirar,
porque si por ellos miro
nunca volveré a pecar
Préstame, Madre, tus labios
para con ellos rezar,
porque si con ellos rezo
Jesús me podrá escuchar
Préstame, Madre, tu lengua
para poder comulgar
pues es tu lengua patena
de amor y de santidad
Préstame, Madre, tus brazos
para poder trabajar,
que así rendirá el trabajo
una y mil veces mas