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Jesucristo

¿Alejamos o acercamos a Cristo?

Sabemos que Cristo es el centro de los corazones, la plena realización del hombre, el Salvador del mundo, el Amigo que anhelamos desde lo más profundo de nuestro ser.

Sabemos, además, que millones de seres humanos buscan, de modo casi errático, otras aguas, otros “salvadores”, otras esperanzas. Pero no encuentran la verdad, no consiguen la paz, porque están lejos de Cristo.

Con los ojos de Cristo

¿Cómo vemos, cómo miramos a quienes viven a nuestro lado? ¿Qué pensamos de personas que nos acompañan en el tren o en el autobús, en la oficina o en la fábrica, en el bar o en el cine?

Muchas veces nuestros ojos pasan rápido por cientos de rostros. Una mirada desenfocada, teñida tal vez de discreción, se posa ante tantas vidas que parecen anónimas, silenciosas, quizá simpáticas o molestas, a las que no prestamos casi ningún interés.

Amar Como Cristo Nos Ama

La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos virtudes.

A los 23 años...

A los 23 años se está en la plenitud de la vida. Las veleidades de la adolescencia han quedado

atrás y se comienza a vivir la juventud, que en palabras de Rubén Darío es un “divino tesoro”.

A los 23 años los horizontes son inmensos y se contempla la vida como un campo enorme listo para ser sembrado. No hay nada que parezca interponerse entre lo imaginable y aquello que podemos poner en práctica.

Acuérdate del Pato...

Por correo electrónico me enviaron el siguiente relato: Había un niño pequeño de nombre Pedro, al que no se sabe por qué, todos llamaban Pedrito. Él estaba pasando unos días de visita en la granja de sus abuelos. Pedrito tenía una resortera con la que jugaba todos los días. Solía ir al bosque de cacería, pero nunca pudo matar ningún animal.

Jesús líder indiscutible

Jesús líder indiscutible

Nunca olvidaré la conversación que tuve con un combatiente mayor del bando republicano de la guerra del 36, que en medio de su agnosticismo religioso, mostraba públicamente su admiración por la figura de Jesús. He aquí la causa de su simpatía:

“Todos los líderes y jefes que he conocido nos decían gritando: “¡Adelante¡”;  pero ellos se quedaban siempre atrás. Sólo  Jesús de Nazaret  dice:”¡Seguidme¡”;él siempre va por delante”.