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Señor Diputado, Señora Diputada, ¿Quién es Usted?

Después de una larga campaña y muchos cientos de millones de pesos (que, por lo que leemos en la prensa, podrían haber dado agua potable  o escuelas a muchos mexicanos que carecen de ellas), llegamos al final de una campaña electoral en el más lamentable estado de confusión. Hoy, señores y señoras candidatos, sabemos muy poco sobre ustedes, que desean ser nuestros representantes en el Poder Legislativo.

Yo he votado en todas las ocasiones en que he debido hacerlo y me siento orgulloso de ello. Creo firmemente que votar es un deber, no importa que nuestro voto vaya a ser robado en las mismas urnas, desaparecido en las “caídas del sistema” o burlado de otras maneras. Yo, en mi conciencia, estoy satisfecho de haber cumplido con mi deber de ciudadano. Hoy sin embargo, cero que me es sumamente difícil cumplir con ese deber a conciencia.

Mi obligación, entiendo yo, es votar por los candidatos que tengan una opinión que concuerde con la mía, en cuanto a lo que debe ser la marcha de la nación. Yo voto por ellos, para que lleven mi voz al Congreso y, por medio de ellos, mi opinión y la de los que opinan como yo, sea escuchada. Si estoy en minoría, mi voz no llegará al Congreso. Con eso estoy de acuerdo. Yo creo en la democracia; creo que la opinión que debe ser determinante es la de la mayoría. Y estoy dispuesto, porque soy demócrata, a aceptar que esa mayoría mande y a darle mi apoyo real. No es demócrata el que, habiendo perdido su corriente de opinión, hace todo lo posible para lograr que la mayoría tenga obstáculos para gobernar. Puesto de otro modo, el que hace tal cosa, no cree que la mayoría tenga derecho a gobernar.

Sin embargo, hoy me encuentro impedido de votar responsablemente. No, nadie me ha puesto obstáculos, ni me han quitado mi derecho al sufragio. Pero no sé quienes son los que se proponen para que yo vote por ellos. ¿Quiénes son ustedes, señoras y señores candidatos? Si no sé quienes son, ¿Cómo puedo votar responsablemente por ustedes?

Sus campañas han sido lamentables. No se han debatido ideas, se han manejado imágenes y frases publicitarias. Y esos no son elementos suficientes para conocerlos-

¿Quién será mejor? ¿El que me dice: “No vengo a ver si puedo, sino porque puedo vengo”? Sin duda, ese lema me recuerda los tiempos en que la bravata de Jorge Negrete, ídolo de mis abuelos, emocionaba a los mexicanos. “No voy a frenar: ¡Propongo acelerar!”. Sí, pero, ¿en qué dirección? “Por ti, por todos” me dice una sonriente y barbuda cara desde un cartel. Otro más me dice: “Porque tengo esperanza le doy mi confianza” No sé por qué, me suena a la explicación que daba alguien al que habían estafado. Y esos son los lemas buenos. Otros ni siquiera a ese nivel llegan. ¿Qué información me da esa colección de generalidades? Por cierto: tal vez sea yo un anticuado, pero me hubiera gustado ver, aunque fuera una vez, el concepto Patria en esta propaganda. Al parecer, ya no es mercadológico hablar de patriotismo. Qué lástima.

Yo tengo que votar para tres puestos de elección popular. Con diez u once partidos en competencia, tengo que escoger entre treinta y tres personas. Ya solo el conocer sus nombres es una hazaña, no digamos recordar sus lemas. Y, por supuesto, como casi ninguno ha sido tan amable de decirme como piensa, mi confusión es mayúscula. Me dicen que los candidatos a Gobernadores si han hecho un mejor esfuerzo por definir sus ofertas. ¡Qué bien!. Desgraciadamente, en mi entidad no votamos más que por diputados y autoridades locales.

Para poder votar responsablemente, yo tendría que conocer al menos, las respuestas a algunas preguntas muy básicas, como las que siguen:

1.    ¿Quién es Usted? Cual es su edad, de que vive, tiene familia, que ha estudiado. No es que yo piense que la edad de sabiduría en automático, pero creo que si usted no ha vivido los problemas que tenemos padres y madres de familia para sostener y educar a nuestros hijos, no apoyará las propuestas que nos faciliten nuestra labor. Si usted ha vivido hasta ahora de su trabajo, me gustaría saber cuál es. Si vive de su partido político, creo que le será muy difícil ser independiente. Hará lo que su partido le diga. No sabrá lo que es ser un pequeño empresario que padece para pagar su nómina cada viernes, o lo que sufre el empleado al que el dinero no le alcanza. O no sabrá lo que es se ama de casa y trabajadora a la vez, más que de oídas. Y me gustaría saber también el origen de su dinero. Ojalá tenga algunos estudios. Me dicen que hay diputados y diputadas que firman con su huella, porque no saben leer. No tengo nada contra ellos; tal vez representan a sectores que tampoco saben leer. Pero creo que le costará más trabajo enterarse de lo que contienen las propuestas de ley que tiene que aprobar en mi nombre.

2.    ¿Cómo piensa usted, sobre los grandes problemas nacionales? Eso, creo yo, es el punto central. Usted, señor o señora diputado será electo para tomar decisiones muy complejas. Las va a tomar en mi nombre y el de los electores que, como yo, les demos nuestro voto, pero también para los que no pueden votar aún, para las futuras generaciones. ¿Cómo piensa que se debe resolver la reforma fiscal, laboral, la reforma del Estado, la situación energética? ¿Está usted dispuesto a tomar decisiones, o se dedicará a criticar y a posponer los problemas en vez de enfrentarlos? Ya perdimos tres años valiosísimos en el triste espectáculo de un Congreso incapaz de decidir sobre los grandes temas nacionales, y dedicado a buscar quién paga el costo político de las determinaciones dolorosas. ¿Debemos esperar otros tres años iguales? Por supuesto, siempre es más cómodo (y rentable políticamente) criticar y posponer. ¿Hasta cuándo?

3.    ¿Votará usted según los intereses del país o según las indicaciones que le dé su partido? Hasta ahora, creo, hemos vivido un lamentable malentendido. Usted y muchos como usted, se ven y son vistos por una buena parte de la prensa, los medios e incluso de la población como representantes de sus partidos ante el Congreso. No es así. Usted está ahí para representar a sus electores, no a su partido. Si su partido votará las iniciativas en un sentido diferente del que quieren sus electores, ¿Votará usted de acuerdo a su partido o a sus electores? Claro, para esto se requiere que Usted nos conozca, nos visite, haga reuniones y debates a nivel local para conocer las opiniones de sus representados. Algo que nunca han hecho los diputados en toda la historia de México. Para eso, creo yo, están los tiempos en que usted no está en las sesiones ordinarias y extraordinarias del Congreso. ¿Está dispuesto a aprovechar esa enorme cantidad de tiempo que le pagamos los contribuyentes para que Usted se forme una opinión razonable y equilibrada? Si se da el caso, ¿está dispuesto a votar de acuerdo a los intereses de la nación, aunque no le convenga a su partido? No se asombre. Eso pasa todos los días en los países de tradición democrática acendrada.

Como ve, no estará fácil votar este año. Bueno, lo que no será fácil será votar responsablemente. Claro, iré y votaré. No creo que estas fallas se resuelvan con la abstención. Más aún, sospecho que algunos partidos están apostando a la abstención y por eso han hecho estas campañas sin sustancia. Un pueblo que no vota, es un pueblo fácil de manipular. Si por algo votaré, será porque la democracia siga creciendo y profundizando en el alma de este país, que se merece los mejores diputados. Posiblemente usted sea uno de esos diputados que este país merece tener. Desgraciadamente, hoy no puedo saberlo. Usted no me ha dado la información necesaria para que tome una decisión adecuada. Tendré que confiar en la suerte.