Si hubiese que resumir en dos palabras la rica, profunda y polifacética personalidad del P.Román Pedreira (+3/03/2007), bien podría ser la de ejemplo de coherencia.
Toda su larga y fecunda biografía queda abreviada perfectamente, al decir que el P. Román -con alma pura y transparente de niño para los que le tratamos de cerca- fue un joven y brillante abogado, ecuánime y veraz; así como el sacerdote culto y celoso; confesor prudente y santo; consejero seguro para toda clase de personas y jerarcas, siempre modelo perfecto de coherencia
Coherencia entre su infancia, en su hogar cristianísimo de Orense- con la influencia imborrable de la madre, profesora del Conservatorio y su juventud universitaria en Salamanca, primero como estudiante y luego como abogado y sacerdote.
Coherencia plena entre lo que estudió y aprendió en el colegio salesiano de Salamanca (amor a la Eucaristía, a la Virgen Auxiliadora y al Papa) y lo que enseñó siempre con su palabra y ejemplo, desde el púlpito, el despacho, el confesionario y publicaciones en su ministerio sacerdotal en Madrid.
Coherencia máxima entre lo que creyó, predicó, celebró y vivió en su apostolado parroquial en la Diócesis matritense y lo que vivió ejemplarmente –siempre con su sotana- los años más comprometidos y fecundos de su vida, en su retiro domiciliar del Pº de Extremadura. Testigo de todo ello, su sacrificada y abnegada hermana religiosa, sor María del Carmen que le cuidó con un amor inigualable hasta el final providencial de su vida.
Dejo para otros, que le conocieron y trataron más y mejor que un servidor, la reseña de sus muchas virtudes y la exposición de su ejemplar trayectoria humana y sacerdotal. Un santo y ejemplar sacerdote. No estaría de más el empeño por publicar una semblanza del ejemplar y coherente sacerdote Román Pedreira Ancochea, que para servidor se resume en las dos palabras del título: Sacerdote coherente.
Descanse en paz P. Román