Una encuesta llevada a cabo en Estados Unidos mostró que el índice de jóvenes que tuvieron relaciones sexuales prematrimoniales fue mayor entre los que habían recibido “educación sexual”. Otra consecuencia de esos programas de educación sexual es que el índice de abortos provocados se ha duplicado entre adolescentes desde 1972, año en que comenzó el movimiento de educación sexual en escuelas oficiales.
Si los jóvenes tienen relaciones prematrimoniales se están predisponiendo a futuras batallas mentales, porque las relaciones sexuales crean vínculos -unen física y mentalmente-, y hemos de reconocer que la mente es la fuerza sexual número uno.
Se ha visto que las relaciones sexuales prematuras bajan la autoestima de las personas. Hay jóvenes que piensan: "Como empecé con relaciones sexuales, ya no hay remedio. Valgo poco". Y no ven que en la vida humana es común fallar y rectificar el rumbo, caer y levantarse, y que resultaría ridículo caer y quedarse tirado en la tierra.
Los jóvenes desean, con intensidad, afecto y ser aceptados como son. No hay impulso más bello y más sano que el impulso del amor, el tratar al otro como "otro yo". El amor es una de esas grandes fuerzas que unen al universo entero, por eso los jóvenes desean, en primer lugar, un hogar feliz, estable. Una chica de 16 años decía: "Deseo que alguien me ame, que alguien me muestre cariño. Deseo amar pero no sé cómo aceptar el amor ni como darlo". Los jóvenes están sedientos de amor, de afecto, y muchas veces buscan seguridad, ser amados. Tal vez lo que falta en la relación amorosa de hoy sea el romanticismo. Los adolescentes quieren tener las reglas del juego, pero pocas veces se las ponen.
La primera ley del amor es no ceder a la gratificación inferior si se quiere llegar a la superior. Y esto, ¿qué significa? Los goces diferidos por el sacrificio resultan siempre los más dulces y duraderos. Los antiguos enseñaron que la prosperidad o el éxito que alguien disfruta sin ningún sufrimiento provoca el desagrado de los dioses. Pongamos un ejemplo: un muchacho corteja a una muchacha, y le hace un regalo que le gusta tanto, tanto, tanto, ¡tantísimo!, que hasta se olvida del muchacho. ¡Pues hizo un mal negocio! A la próxima visita ella espera otro regalo, y así sucesivamente, y se va aficionando, no a la persona que la ama, sino a los regalos. Las caricias son como un regalo que pueden llevarnos a olvidar a la persona 3/4porque la mente se ofusca3/4 para quedarse con el regalo. El amor pide ser fiel a la persona y no ceder ante el halago del regalo. La vida va enseñando que, a veces, por preferir lo inferior, se sacrifica lo superior.
Si la persona joven se deja involucrar en relaciones sexuales, fácilmente caerá en nuevas relaciones y de este modo las consecuencias destructivas se multiplican si no sabe decir que no. La huella emocional que dejan las relaciones sexuales prematuras no se puede medir fácilmente, y este impacto puede ser mayor que el físico, según los expertos. Sin un nivel de madurez suficiente, los jóvenes se encuentran perdidos en el mar de la sexualidad, al ser usados para el placer o al usar el sexo para obtener gratificaciones de algo o de alguien. El resultado lógico es la pérdida de autoestima y una dolorosa desilusión. A menudo el alcohol y las drogas vienen a empeorar el problema afectivo, y crean un contexto en el que las relaciones sexuales rebajan a la persona.
La abstinencia sexual es la mejor respuesta. Se trate de una enfermedad, de un embarazo o de un trauma emocional, el involucrarse en relaciones sexuales tempranas es un problema devastador desde cualquier perspectiva que se le mire. De todas las posibles soluciones a este hecho, sólo una tiene sentido: la abstención sexual hasta el matrimonio. Es la única manera de verse libre de enfermedades de transmisión sexual, es el único sexo seguro; es la única vía para eliminar los embarazos no deseados y el único modo de proteger la dimensión emocional de la actividad sexual temprana. Y lo más importante es que es la única manera de respetar a los jóvenes y decirles que se propongan metas muy altas.
El concepto de abstinencia sexual hasta el matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el sexo, que es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; es decir; dentro del matrimonio. La abstención sexual es, para los jóvenes, la mejor opción.
En realidad, sólo hay dos filosofías de la vida: para una, primero es el banquete y luego el dolor de cabeza; para la otra, primero es el ayuno y luego el banquete.