Con motivo del décimo aniversario de la muerte de la beata Teresa de Calcuta, el padre Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización, publicó el libro «Madre Teresa: Ven, sé mi luz» con cartas y escritos inéditos de la religiosa albanesa.
En algunas de las cartas que madre Teresa dirige a su director espiritual y a algunas religiosas les abre las dificultades que experimentó en su vida espiritual por varios años. Medios de comunicación como la revista Times hicieron eco de esos escritos y pusieron en duda la posibilidad de que la ya beata Teresa de Calcuta pudiese ser proclamada santa. Pero el trabajo de la revista, luego comentado en varias cadenas de televisión estadounidenses y británicas especialmente, no se quedó en la sumaria exposición del hecho sino que fue más allá. Si ya de por sí llama la atención el que se haya puesto esos escritos de carácter íntimo y espiritual al mismo nivel del comentario ramplón que suele dedicar, por ejemplo, a figuras del espectáculo, no dejan de sorprender los comentarios que personas ajenas a los católico o carentes de conocimientos religiosos dieron al opinar sobre el caso.
Ciertamente los artículos, tanto de Times como de muchos periódicos y canales de televisión, han distado mucho de contener un mínimo de cultura general y de memoria histórica. Esas cartas fueron hechas públicas en 2003 tras la beatificación de la fundadora de las Misioneras de la Caridad. En el lenguaje de la mística y ascética cristiana -que tiene siglos a las espaldas- el sentimiento de “abandono de Dios” o “desierto espiritual” no es algo nuevo. Santos como Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Teresita del Niño Jesús, etc., experimentaron sentimientos semejantes. Obviamente para saber interpretarlos, ubicarlos en el contexto adecuado y jerarquizarlos, no basta con el comentario gratuito que expone, con el arrebato de ganar una exclusiva o el afán de llenar unas hojas, el fruto de poco esfuerzo e interés por informar con la verdad.
El haber hecho a la apóstol de los “pobres entre los pobres” objeto mediático, nos da la posibilidad de, una vez más, reflexionar sobre el trato común que suele dársele a las noticias y personajes católicos en buena parte de la prensa de mayor impacto y difusión. No estaría de sobra estar más atentos a las noticias que escuchamos, vemos o leemos al respecto e ir formando cada vez más un sentido crítico de todo ello.