Publicaba la web en español de la BBC una nota sobre una rana peruana que, según las investigaciones de Jason Brown, de la Universidad de Carolina del Este, en Estados Unidos, vive de una forma “políticamente incorrecta”. ¿Por qué? Porque son monógamas. O en otras palabras, son fieles a sus parejas.
Descubierta en la selva tropical sudamericana, la ranitomeya imitator, una especia de anfibio venenoso, vive toda su vida con la otra rana con la que procrea. Y los más sorprendente no es sólo eso –que ciertamente ya de por sí lo es–. ¿Sabe cuál es el vínculo que les ayuda mutuamente a la fidelidad? El cuidado que ambos deben tener con los pequeños renacuajos. Es decir: que los hijos son el secreto de su fidelidad.
De hecho, después de que la hembra pone los huevos, el macho los va cargando uno por uno sobre la espalda para ponerlos en un lugar seguro. Y los cuida y protege como buen padre, mientras la madre busca alimento.
El caso de esta especie de rana parece querer recordar al hombre de hoy qué es lo natural. Y el hombre de hoy recibe –nada menos que de una rana– un testimonio de vida.