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La importancia de lo pequeño. Un modelo para las familias

La importancia de lo pequeño

Un modelo para las familias

1) Para saber

El Papa Benedicto XVI bautizó hace pocos días a trece bebés. Ahí saludó a los padres, padrinos y madrinas, parientes y amigos que acompañaban a los niños recién nacidos en un momento tan importante para su vida y para la Iglesia. Recordó que la Sagrada Familia —Jesús, María y José—, son ejemplo para cada familia para vivir la paciencia, piedad y armonía en cada hogar.

Un relato nos puede ayudar a ilustrar esas ideas del Papa.

En una escuela de arte, había un alumno que, según él, había terminado su pintura. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Después, le regresó el cuadro, que había cambiado notablemente.

El alumno quedó asombrado; pues la obra había pasado de mediocre a sublime. Le dijo al maestro: “¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto?” Contestó el maestro: “Es que en esos pequeños detalles está el arte. Si pensamos, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles. Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean cada día: Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de un hijo en nuestra mejilla, la sonrisa de una madre. Son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia”.

Todas las relaciones sean familiares o de amistad, pero especialmente en las del hogar, se basan en detalles. Nadie nos pedirá que escalemos el Monte Everest para probar nuestra amistad, pero sí que lo visitemos cuando está enfermo o le hablemos el día de su cumpleaños. Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad para demostrar de forma heroica su amor por alguien. Lo triste es que mientras esperan esa gran ocasión dejan pasar muchas otras, modestas pero significativas.

2) Para pensar

En la homilía el Papa recordaba: “Cada niño que nace nos trae la sonrisa de Dios y nos invita a reconocer que la vida es don suyo, un don que es preciso acoger siempre con amor y conservar con esmero en todo momento… Cada hijo que nace Dios lo encomienda a sus padres; por eso, ¡cuán importante es la familia fundada en el matrimonio, cuna de la vida y del amor! La casa de Nazareth, donde vive la Sagrada Familia, es modelo y escuela de sencillez, paciencia y armonía para todas las familias cristianas. Pido al Señor que también vuestras familias sean lugares acogedores, donde estos pequeños puedan crecer, no sólo con buena salud, sino también en la fe y en el amor a Dios, que hoy con el bautismo los hace hijos suyos”. Mensaje que podemos poner por obra en cada casa.

La felicidad no es como sacarse la lotería, sino que se construye con esfuerzo y en pequeñeces. No podemos desestimar el poder de las cosas pequeñas: una flor, una carta, una palmada en el hombro o unas palabras de aliento.

Pensemos si en nuestros hogares, y con las amistades, nos esforzamos por vivir esos pequeños detalles que hacen más agradable la vida de los demás.

3) Para vivir

Esos detalles pequeños, al vivirlos con los demás, muestran el amor que Dios nos pide con el prójimo. Por ello San Josemaría Escrivá gustaba recordar meter siempre el amor a Dios: “Hacedlo todo por Amor. –Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. –La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo.” (Camino 813).