Pasar al contenido principal

Familia formadora en valores

Con motivo de la celebración del VI Encuentro Mundial de las Familias, del 14 al 18 de enero en México, que lleva por lema “La familia formadora en los valores humanos y cristianos”, he sabido de inconformes que afirman que “la familia no es la única institución que tiene la capacidad de formar en valores”, en lo que estoy de acuerdo con ellos, pero sin dejar de reconocer que la familia es “célula de la sociedad” y que por lo tanto es fundamental en la formación del ser humano.

En un momento histórico en el que la humanidad reconoce la urgencia de retomar los valores para recuperar la paz y el Bien, este Encuentro propuesto por el Papa, nos recuerda cuáles son esos valores formativos:

La Dignidad se aprende en el hogar cuando los padres se tratan mutuamente con respeto. El Bien trae paz interior, gozo y madurez. Honestidad es actuar conforme a la voluntad divina y a la propia conciencia. Responsabilidad es cumplir con las obligaciones sin presiones inmediatas. La Verdad es la adecuación de la realidad y el pensamiento. Servir es la grandeza del amor paternal que convierte a los padres en servidores de sus hijos. Fidelidad es tener fe, y confiar en Dios, pero también en los demás. Justicia es dar a cada quien lo que se le debe dar. La Generosidad es dar lo que todavía se desea. Paciencia es tranquilidad de espera en situaciones difíciles. Bondad es el esfuerzo por la felicidad propia y de los demás. Lealtad es actuar de acuerdo con la ley de la amistad y de las instituciones. La Gratitud es gratuita y reconoce a quien hace un bien sin estar obligado a hacerlo. Honradez es respeto por los bienes ajenos y esfuerzo por conseguir los propios. Perdón es ignorar la culpa pues nace del amor que se tiene a quien la cometió. Amistad es afecto que se tiene hacia otro y que hace procurar su bien. Alegría es manifestación del gozo ante un bien y expresión de la felicidad. Solidaridad consiste en hacerse “sólido” con los demás para satisfacer juntos las necesidades mutuas. La Coherencia es actuar de acuerdo con los principios buscando la verdad. Prudencia es pensar antes de emprender una acción. Fortaleza es constancia en la búsqueda del bien. Templanza es equilibrio en el uso de los placeres y ayuda a vencer el abuso. Respeto es reconocer la dignidad propia de los demás. Tolerancia es dar la importancia debida al que la tiene, por su dignidad, no por sus circunstancias. Misericordia es la consecuencia de tener un corazón compasivo. Sinceridad es actuar con verdad, limpiamente, sin hipocresías. Abnegación es sacrificio voluntario de los propios intereses en servicio de Dios o del prójimo. Escuchar es la disposición para atender y entender a los demás. Obediencia es hacer la voluntad del que manda. Pudor es el respeto a la dignidad del cuerpo y derecho a la intimidad. Amabilidad es disponibilidad al trato benévolo con los demás. Confianza es la seguridad que se tiene de la rectitud de los demás. La Unidad nace del amor a la comunidad con quienes se convive. Libertad es la autodeterminación ante el bien o el mal. El Bien común es la búsqueda de la felicidad de todos. Igualdad es un trato libre de impunidad y corrupción. Compasión es amar al que padece y padecer con él. Religiosidad es la práctica de las obligaciones hacia Dios. La Esperanza hace anhelar, sin desaliento, la felicidad. Voluntad es la facultad de entender y desear lo que debe hacerse. Hospitalidad es acoger a quien esta en desgracia. La Paternidad es procurar el bien de los hijos y Saber ser hijo consiste en honrar a los padres y cuidar de ellos en la vejez.

 Concluido el VI Encuentro Mundial de las Familias, se informará cuáles son los retos para toda familia, que verdaderamente, quiera ser formadora en los valores.