En diversos diarios y programas pululan esas noticias que pintan la fe como una tragedia o como fuente de puras tristezas. “La gente ya no cree”, nos dicen, y omiten toda referencia a esos testimonios luminosos y atractivos de quienes han abrazado la fe de manera gozosa, viviéndola con alegría.
Conversiones que terminaron en entrega total a Dios
Manuel Viego vivió del dinero, el sexo y la droga. Hoy es un feliz sacerdote católico del Principado de Asturias, en España. Desde joven se alejó de Dios hasta que ese mismo Dios le salió de nuevo al paso. Fue en la Semana Santa de 1992 en Tenerife. Era un viernes santo. Se había emborrachado y drogado… “Me sentí muy mal. Me di cuenta que nada de aquello me hacia feliz […] entonces vi una iglesia cerrada y pensé que a lo mejor mi madre tenía razón y Dios existía”. No todo quedó en la reflexión: “Si existes tú es tu momento –le dijo Manuel a Dios–. He hecho de todo y no consigo ser feliz”. Recordaba todavía el Avemaría y la rezó.
“Y resultó que Dios existía. Sentí que Dios estaba a mi lado, que me acompañaba y me decía “levántate y anda”. Esa experiencia me cambió. Al día siguiente, sábado santo, fui a una iglesia, consulté los horarios de misa, hablé con un sacerdote. Y me pareció que todo era mensajes de Dios para mí”, reveló en una entrevista al periodista Pablo Ginés.
Pero siguió un proceso que le llevó a la Renovación Carismática y luego al seminario de Sigüenza. Finalmente fue ordenado en abril de 2005.
Sor Anna reza con el cuerpo. Antes de dar su “sí” a Cristo en la vida religiosa, Anna Nobili fue bailarina de lap-dance animando las noches de las discotecas milanesas. “Estaba tirando mi vida en el alcohol y el sexo, sin amor verdadero”, relató sor Anna al periódico italiano La Repubblica (Cf. 03.04.2009). El giro de 180 grados comenzó con una visita a la tierra natal de san Francisco de Asís. De regreso a Milán, “sentí que Dios estaba dentro de mí. Había renacido, estaba transfigurada”.
Hoy es una religiosa de la Congregación de las Obreras de la Santa Casa de Jerusalén. “Después de una bella conversión, sor Anna es ahora una monja santa que ama mucho al Señor”, declaró sor Paula, la superiora de Anna. Y agrega: “Ha creado una escuela que se llama Holy Dance donde ayuda a los niños a hacer catequesis a través de la danza”.
Juan no era budista, pero desde los 7 años repetía oraciones sentado en posición de loto. De familia católica, aunque no practicante, a los 8 años un lama tibetano le dijo que era la reencarnación de un lama del siglo IV. Tras 7 años de formación, a los 15 fue oficialmente un maestro budista, un lama sanador al que frecuentemente le llevaban enfermos.
Hace algunos años un matrimonio le llevó a su hija. Tras 13 horas de ritual budista no consiguió nada. “Entonces la madre habló en español, lengua que no conocía, y dijo: “¡En el nombre de Jesús libera a mi hija!”. Madre e hija cayeron inconscientes –relata Juan–. Al despertar la niña estaba completamente sanada y la madre no recordaba haber dicho nada”. Meses después un mendigo le regaló un libro: era la Biblia. La abrió al azar y sus ojos leyeron el texto del milagro de Jesús en Gerasa. Ahora, con 26 años, Juan está en un seminario católico.
John Pridmore fue un matón de discoteca que encontró a Dios a la una y media de la mañana. Inglés de nacimiento, vivió el divorcio de sus padres cuando contaba 10 años. “Decidí conscientemente no amar nunca más”, relató en el testimonio que ofreció a miles de jóvenes católicos en la pasada Jornada Mundial de la Juventud en Sydney.
Comenzó a robar a los 13 años y a los 15 ya había pisado un centro para menores infractores. A los 19 años ya estaba en la cárcel, con una creciente y merecida fama de peleonero que le llevó a meterse en círculos de venta de droga, palizas por encargo y asesinato de personas.
Creía que lo tenía todo. Después de una paliza en que acuchilló a varios, aunque no los mató, vinieron a su mente varias reflexiones: “¿Por qué no soy feliz?, ¿por qué estoy tan furioso?”. En el libro From Gangland to Promises Land relata lo que sucedió la noche de unos días después: “Estaba en mi piso, sentado, solo. Me sentía deprimido y vacío. Entonces, oí lo que solo puedo definir como una voz. Me decía las peores cosas que yo había hecho. Pensé que era la televisión y la apagué, pero la voz seguía. ¿Es que me estaba volviendo loco? Entonces algo hizo “clic” en mí: era la voz de Dios en mi conciencia. No podía respirar, era como si me estuviese muriendo. Un miedo terrible me aferró. ¿Me voy al infierno?, pensé. Caí de rodillas y las lágrimas asomaron a mis ojos. ¡Dame otra oportunidad!, lloré. De repente, un calor increíble se apoderó de mí y el miedo se evaporó. En ese momento supe que Dios es real. Me consumía un sentimiento sobrecogedor de amor. Entendí por primera vez que Dios me amaba”.
John se confesó y dejó la vida de gánster. Como tenía pendiente una temporada en prisión, la transcurrió en una atmósfera de oración. Después entró de novicio con los franciscanos de la renovación y, actualmente, pertenece a la comunidad de san Patricio, un grupo de laicos evangelizadores en Irlanda.
Bandidos, actrices, artistas, políticos y filósofos que ya creen
Dave Blakeney fue traficante de esclavos. En enero de 2009 AlphaNews ofreció el testimonio de este inglés converso quien, después de una vida de lujos, violencia, droga y mendicidad, abrazó la fe en Cristo.
Dave entró en el ejército inglés a los 16 años. En 1973, con 23, comenzó su trabajo como guarda minero en Sudáfrica. Pero al poco tiempo de llegar se hizo mercenario en el ejército angoleño por 250 libras semanales. Sólo duró un mes. Después se dedicaría al robo de oro, diamantes y trata de esclavos: “Nos daban una libreta con una lista de gente y nos la llevábamos de ahí donde la encontrábamos, en la aldea, en el río… Después los vendíamos…”.
Después de un año como traficante, un guerrillero lo atacó, cortó dos de sus dedos y clavó el cuchillo en el estómago: “Mis intestinos se estaban saliendo y yo intentaba mantenerlos dentro. No me dolía pero chillé histéricamente. Un compañero me lo metió todo dentro y me llevó en helicóptero a un misionero médico, le puso una pistola en la cabeza y le dijo que si moría, él también. El doctor puso todo en su sitio y me cosió […] mis órganos internos no quedaron dañados. Si había un Dios, debía estar cuidándome. Sé que debería estar muerto”, relata Dave.
Posteriormente se dedicó a falsificar cheques, drogarse y vender drogas. Se casó con una drogadicta jamaiquina y pasó 7 años en la cárcel por administrar una sobredosis de heroína a un pedófilo. Cuando salió de la cárcel, en 2002, abandonó a su esposa. Sin dinero en los bolsillos, solo y sin rumbo de vida, conoció en Manchester al grupo Alpha. Ahí inició el proceso de conversión, si bien continuaba drogándose ocasionalmente. Durante este proceso una constante en su vida fue la siguiente oración: “Aquí me tienes, Dios. Hazme entender eso de tu hijo, porque yo no lo veo en absoluto. Si me lo haces entender, lo lograré. Gracias. Amén”.
El día llegó. Tras cuatro meses de esa oración sencilla y con 53 años, Dave entendió por qué Cristo había muerto por él. Su vida cambió. Logró un trabajo honrado y se bautizó el domingo de Pascua de 2003. “Ahora rezo cada día y leo la Biblia cada mañana”, asegura Dave Blakeney.
Claudia Koll es una reconocida actriz italiana cuya conversión no ha dejado indiferente a la sociedad de ese país. Oriunda de Roma, estudió actuación con Susan Strasberg y Geladine Banon en el Drama Course y con Yves Le Baron en Le Coq School. Su primer papel protagónico fue en una película erótica en 1992, Cosí fan Tutte, del director Tinto Brass. Junto a Antonio Banderas protagonizó El joven Mussolini.
No obstante su cada vez más prometedora trayectoria, se percató de que algo falta en su vida: “Un día entré en la iglesia de santa Anastasia, en Roma. Buscaba de alguna manera la ayuda de Dios. Se me acercó un sacerdote y me dijo: “¿qué quiere de Él?”. Yo le dije: “Nada. Soy una pecadora”. Cuando me hizo la señal de la cruz en la frente, sentí que mi corazón se abría y se llenaba de Jesús. Las rodillas se me doblaron, me tuve que sentar y empecé a llorar”.
Aquel momento fue la causa que llevó a Claudia a ya no desnudarse en el cine y a hacerse formadora de una nueva generación de actrices con principios. Ha impulsado la Star Rose Academy, además de ayudar en como voluntaria en brigadas de ayuda que van a África. “Por sed de amor me vi envuelta en historias equivocadas. Quería probar emociones fuertes pero nadie me realmente me había enseñado a vivir. Lo más extraordinario para mí ha sido descubrir que el Señor venía en mi ayuda, a pesar de mi condición de gran pecadora”, relata Koll.
“Para mí, el arte cristiano, especialmente los iconos rusos y los cuadros del Renacimiento italiano, se ha convertido en un camino hacia el espacio de la vida de Dios”. Son palabras de Natalia Fedorova Brovskaja, profesora de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades y de la Academia de Bellas Artes de Rusia en el pasado Sínodo sobre la Palabra de Dios que se tuvo en 2008 en el Vaticano. ¿Qué tienen de extraordinario esas palabras? Natalia nos lo explica: “Nací en la Unión Soviética, el país del ateísmo de Estado. Nunca pensé en Dios y nadie me habló de Él, excepto las obras de arte, la música y la literatura”.
Su honestidad y sensibilidad académica le llevaron a acoger el arte como oración, a contemplar el arte con sensibilidad espiritual y a mirar la persona del artista a la luz del amor de Dios.
Actor de Hollywood y cantante exclusivo de la firma SONY music, Marino Restrepo descubrió su verdadera misión después de un secuestro por parte de la guerrilla colombiana. “Permanecí alejado de Dios por más de 33 años, ya que desde la década de los 60 viví una vida completamente desordenada acercándome a otras iglesias y ritos paganos […] en esa época practiqué magia negra, astrología, lectura del tarot y viví lleno de supersticiones”. ¿Cómo regreso a su fe católica Marino? Así lo narra él mismo: durante el periodo del secuestro “viví una iluminación de mi conciencia. Entré en una visión en la que experimenté el juicio de mi vida ante la persona de Jesucristo como si hubiese muerto. Cuando por milagro de Dios y a pesar de estar sentenciado a muerte fui dejado libre sin explicación alguna, pude darme cuenta que ya había en mí una percepción totalmente nueva y que yo no podía mirar hacia atrás”.
Restrepo fundó “Peregrinos del amor” en 1999. Se trata de una misión a través de la cual pretende despertar en la conciencia de las personas la necesidad de una auténtica vida espiritual cimentada en Dios.
¿También hay filósofos ateos que se convierten? El caso del conocido Antony Flew es una prueba de que sí los hay.
Flew escribió, debatió y rebatió la existencia de Dios con vehemencia durante más de 50 años. En 2004, en la universidad de Nueva York, confesaría su teísmo. La razón la explicaría él mismo: “Lo que creo es que el ADN ha demostrado, debido a la increíble complejidad de los mecanismos que son necesarios para generar vida, tiene que haber participado una inteligencia superior en el funcionamiento unitario de elementos que participan en este proceso y la enorme sutileza de los modos que hacen posible que trabajen juntos. Esa gran complejidad de los mecanismos que se dan en el origen de la vida es lo que me llevó a pensar en la participación de una inteligencia”.
En un artículo de Aceprensa (Cf. Del ADN a Dios: la conversión intelectual de Antony Flew, 18.04.2009), William West ofrece unos rasgos más de su itinerario: “Ahora creo que el universo fue fundado por una inteligencia infinita y que las intrincadas leyes del universos ponen de manifiesto lo que los científicos han llamado la Mente de Dios. Creo que la vida y la reproducción se originaron en esta fuente divina […] mi salida del ateísmo no fue provocada por ningún fenómeno nuevo ni por un argumento particular. En realidad, en las dos últimas décadas, todo el marco de mi pensamiento se ha trastocado. Esto fue consecuencia de mi permanente valoración de las pruebas de la naturaleza”.
Newt Gingrich fue cristiano baptista hasta el pasado 29 de marzo de 2009 en que fue recibido en la Iglesia católica. Gingrich fue portavoz del partido republicano durante la presidencia de Bill Clinton. Uno de los líderes actuales del partido republicano ha destacado que su conversión ha estado determinada por el papel de Benedicto XVI como actual Papa.
"No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva", escribía el Papa Benedicto XVI en la Deus Caritas est, y cuán cierto se evidencia todo esto en cada uno de estos testimonio.