Encuentro de la Familias.
Todos podemos ganar indulgencias
1) Para saber
La familia es una realidad que a todos interesa. Por ello, del 1 al 9 de julio del 2006 se celebra en la ciudad de Valencia, España, el V Encuentro Mundial de las Familias. Estos Encuentros fueron creados por Juan Pablo II, y son una gran convocatoria que cada tres años hace el Papa para celebrar el don divino de la familia. Reúne a cientos de miles de familias de los cinco continentes para rezar, dialogar, aprender, compartir y profundizar en la comprensión del papel de la familia cristiana como Iglesia doméstica y unidad básica de la evangelización.Un relato nos puede ayudar a reflexionar al respecto.
Un día un ángel se arrodilló a los pies de Dios y habló: "Señor, visité toda tu creación. Estuve en todos los lugares y vengo hasta Ti, Señor, para tratar de entender. ¿Por qué cada una de las personas sobre la tierra tiene apenas un ala? Los ángeles tenemos dos. Podemos ir hasta el Amor que el Señor representa siempre que lo deseamos. Podemos volar hacia la libertad siempre que queramos. Pero los humanos con su única ala no pueden volar..." Dios le respondió: "Sí, yo se que hice a los humanos solamente con un ala..." Intrigado el ángel quería entender y preguntó "¿Pero, por qué el Señor dio a los hombres solamente un ala cuando son necesarias dos alas para que puedan volar?" Sin prisa, Dios respondió: "Ellos sí pueden volar, mi ángel. Di a los humanos una sola ala para que ellos pudiesen volar más y mejor que nuestros Arcángeles.... Para volar, mi pequeño amigo, tú precisas de tus dos alas... Y aunque libre, tú estás solo... Mas los humanos... Los humanos con su única ala precisarán siempre dar las manos a alguien a fin de tener sus dos alas. Cada uno ha de tener un par de alas... Cada uno ha de buscar su segunda ala en alguien, en algún lugar del mundo... para que se complete su par. Así todos aprenderán a respetarse y a no quebrar la única ala de la otra persona porque pueden estar acabando con su oportunidad de volar. Así mi ángel, ellos aprenderán a amar verdaderamente a la otra persona... Aprenderán que solamente permitiéndose amar, ellos podrán volar. Tocando el corazón de otra persona, ellos podrán encontrar el ala que les falta y podrán finalmente volar. Solamente a través del amor podrán llegar hasta donde estoy... Así como lo haces Tú, mi ángel: Ellos nunca, nunca estarán solos al volar.
2) Para pensar
Del relato podemos deducir que se aplica a lo que debe ser una familia, donde todos deben de cooperar para poder “volar” hacia Dios. No se vale que cada uno vaya por su lado, con una sola ala. Es preciso que cada uno de sus miembros colabore según sus fuerzas a sacar adelante el hogar con los demás: El marido no solo trabajando, sino en la educación de los hijos y mantenimiento de la casa, lo mismo que la mamá. Los hijos, además de estudiar, deben colaborar en el orden y buen funcionamiento de la casa, sin molestarse por encargos que deban cumplir.
El Papa Benedicto XVI ha establecido el don de la indulgencia plenaria para los fieles que participen física o espiritualmente. Como recordamos, «la indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa”, cumpliendo con las condiciones. (Catecismo de la Iglesia católica, n. 1,471). Las cuales son: confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del mismo Sumo Pontífice, con espíritu desapegado de cualquier pecado. Además, han de participar fervientemente en alguna celebración del Encuentro o, para todos los demás fieles que no puedan participar en ese acontecimiento, en los días en los que se celebra si, unidos con el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes en Valencia, recitan en familia el "Padre Nuestro", el "Credo" y otras oraciones devotas para invocar de la Divina Misericordia las finalidades antes indicadas».
3) Para vivir
Al Papa le interesa que se profundice y se defienda a la familia de los errores y de las malas costumbres que se están difundiendo hoy, y de que con la oración la apoyemos. Recemos, pues, por las intenciones del Papa y por las familias para que cumplan con lo que deben ser.
Hemos de luchar para que cada familia ofrezca el ejemplo de una vida embellecida por las virtudes cristianas y llena de obras de piedad y caridad. El Papa pone a las familias bajo la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José, su castísimo esposo, a quienes el misterioso designio de Dios confió la constitución de esa familia en la que nuestro Señor Jesucristo, hecho hombre, «crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él» (Lucas 2, 40).