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El padre Hugo Valdemar a la hoguera

¿SÍ HAY, O NO HAY?

 ¿Pues no que “muy demócratas”, “progresistas” y “aperturos”? Ahora resulta que el IFE pide que Hugo Valdemar sea quemado en leña negriamarilla y sepultado vivo en los kilos de caspa de Fernández Noroña. Y todo, porque al vocero del Arzobispado de México, se le ocurrió “criticar al PRD”, por promover el aborto y las uniones homosexuales y por afirmar, además, que tales medidas constituyen un atentado contra la vida y la familia.

 Son obvias las preguntas: ¿hay o no hay libertad para expresar el sentir y/o el pensamiento de los mexicanos?; ¿los curas son sujetos de segunda, mexicanos de tercera o, simplemente, no cuentan y por ello, sujetos también de la ley mordaza?; cuando los señores de la izquierda se lanzan a la yugular de los eclesiásticos –léase Sandoval Íñiguez o Rivera Carrera- ¿eso no es sancionable, criticable, punible?; o ¿sólo los petisto-perredistas son los que detentan esa libertad para decir lo que quieran?

EL “CRIMEN” DEL PADRE VALDEMAR

 Sigo insistiendo, el tema de Hugo Valdemar despide un aroma a persecución, que ya rebasó el mero y estricto “sospechosismo”.

 Quienes siguen agrediendo al padre Valdermar señalan “que  en una ocasión yo dije que los católicos no pueden votar por un partido como el PRD cuando ha aprobado estas leyes que atentan contra nuestros valores como cristianos". O sea, ¿se entiende la “intención criminal” del vocero del Arzobispado?

 Y aunque a mis guapísimas lectoras y cabales lectores les resulte increíble, Valdemar también está acusado de “proselitismo”. Como el mismo padre lo señala: "A una sola frase no puede llamársele proselitismo", y esto es cierto, porque no existe prueba alguna de que el padre haya repetido la frase en cuanto foro tiene oportunidad, desde el púlpito –aunque ya no hay- y empleando toda la tecnología de la comunicación existente. Lo que en buen español significa: amigos izquierdosos, ¡no marchéis!, porque si lo seguís haciendo, vais a tener que llamar a juicio a todos los Papas, desde León XIII hasta Benedicto XVI, porque –coincidentemente- todos ellos han convocado a su grey a que nos fijemos por quién vamos a votar. Esto es, que el candidato o candidote legisle, proteja y defienda la vida, la familia y los valores universales. Y eso es, precisamente, lo que Hugo Valdemar viene repite y repite. Nada más.

 Lo que queda claro para todo mundo es que la izquierda en la gran Tenochtitlán, sigue siendo profundamente intolerante, por eso quisieran ver a Valdemar, atado de pies y manos, con los ojos vendados y horneado en microondas para que no gasten mucha leña.

 Después de esto que acabo de compartir con usted, probablemente, me pidan visa para entrar al D.F. ¡Ni modo!