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Colaborar en transmitir la fe


1) Para saber

Hace pocos días el Papa Benedicto XVI pronunciaba un mensaje en que invitaba a colaborar en la transmisión de la fe, en la evangelización, en mostrar a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Y se preguntaba “¿quién es el mensajero de este alegre anuncio? Seguramente cada bautizado. Sobre todo los padres, quienes tienen la tarea de pedir el Bautismo para sus propios hijos… Todos los papás y mamás están llamados a cooperar con Dios en la transmisión del don inestimable de la vida, pero también a dar a conocer a Aquel que es la Vida… los niños tienen necesidad de Dios… saben apreciar el valor de la oración y de los ritos, así como intuir la diferencia entre el bien y el mal. Acompañadles, por tanto, en la fe, desde la edad más tierna.”

2) Para pensar

Se cuenta que durante la guerra de los “cristeros” en México, cuando muchos revolucionarios persiguieron a muerte a la Iglesia, las misas se hacían clandestinamente. Los vecinos se pasaban la voz cada vez que llegaba un sacerdote vestido de paisano al pueblo.
En un pueblo rural esperaban al sacerdote que llegaría. Los catequistas clandestinos tenían preparados bautismos y otros sacramentos. Consiguieron un viejo granero, lo suficientemente amplio para albergar unos cientos de fieles.
Aquel domingo por la mañana el viejo granero estaba totalmente lleno. Había unas 600 personas esperando el inicio de la celebración. Sin embargo, de repente se sobrecogieron al ver dos hombres rudos entrar a la iglesia vestidos con uniforme militar y armados. Uno de los hombres gritó: "El que se atreva a recibir un tiro por Cristo, quédese donde está. Las puertas estarán abiertas sólo cinco minutos". No fueron necesario los cinco minutos, pues inmediatamente empezaron a desalojar la iglesia: el coro se levantó de prisa y se fue; lo mismo los diáconos y la gran parte de la feligresía salió corriendo. De las 600 personas solo quedaron unas 20, entre ellas el sacerdote, que de pie junto al altar no se movió.
El militar que había hablado, miró al sacerdote y le dijo: "De acuerdo padre, yo también soy cristiano y vengo a la Santa Misa. Ya me deshice de los hipócritas y miedosos. Puede ahora iniciar la celebración".


3) Para vivir

La enseñanza de la fe no se limitará en aprender unas oraciones, que son necesarias, sino que será preciso vivir esa fe en los diferentes acontecimientos de la vida: alegres o dolorosos, en la salud y en la enfermedad, en el descanso y en el trabajo, en la preparación para los diferentes sacramentos, hasta en saber afrontar la muerte con espíritu cristiano.
Así, indicaba el Papa Benedicto XVI que esa ayuda no sólo va dirigida “a comprender con la inteligencia las verdades de la fe, sino también viviendo experiencias de oración, de caridad y de fraternidad. La palabra de la fe corre el riesgo de quedarse muda, si no encuentra una comunidad que la lleva a la práctica, haciéndola viva y atrayente… ¡No tengáis miedo de comprometeros por el Evangelio! A pesar de las dificultades que encontráis para conciliar las exigencias familiares y laborales con las de las comunidades en las que desempeñáis vuestra misión, confiad siempre en la ayuda de la Virgen María, Estrella de la Evangelización”.