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Amores electrónicos

Los años habían dejado polvo y rutina. La vida de la pareja carecía de chispa, de entusiasmo, de aventuras. Los días eran siempre iguales. Durante la mañana, cada quien en su trabajo. Por la tarde, unas frases breves y vacías mostraban que aún eran, al menos por el nombre, “esposo” y “esposa”. Y nada más...

Un día él hizo un buen contacto en internet, una aventura amorosa. Mensaje viene, mensaje va. Era como revivir la experiencia del enamoramiento. La otra persona mostraba cariño, una profundidad extraordinaria, los mismos gustos, una personalidad fascinadora. El corazón sentía una plenitud que faltaba desde hacía meses.

Cuando él se dio cuenta de que ella vivía en la misma ciudad, no pudo contener la emoción. Fijaron una cita. Al llegar, el descubrimiento: “ella” era ¡la propia esposa!

No es imposible que haya ocurrido, en algún rincón del planeta, algo parecido a lo que acabamos de imaginar. La vida de los esposos, si falta esa chispa por conquistar cada día de nuevo al otro, a la otra, puede caer en formas de rutina que dejan seco el corazón. Como cada el corazón necesita calor, afecto, palpitar con alguien que tenga profundidad y fuego, si en casa no se encuentra eso, es fácil empezar a buscarlo fuera.

La “fábula” enseña algo muy interesante. La esposa, monótona, fría, casi sin sentimientos en casa (lo mismo se puede decir del esposo), encerraba una riqueza enorme, tesoros escondidos, un potencial de cariño insospechado. Un potencial que salía a la luz gracias al teclado, a la libertad del contacto electrónico. Un potencial que en casa parecía haberse eclipsado, quizá por esa rutina que destruye amores, casas y castillos.

Podría ser una experiencia interesante el que los esposos cansados de vivir sin cariño, faltos de intimidad profunda, expresasen por escrito lo que llevan dentro: sus miedos, sus esperanzas, sus deseos de un poco de emoción y de cariño. Hacer una especie de “chat” casero, donde él abra su corazón, donde ella diga por escrito lo que muchas veces piensa y calla.

Sería un chat donde los dos, como cuando eran novios enamorados hasta la locura, puedan volver a descubrir que sí hay cariño bajo tanta ceniza, que queda fuego bajo la monotonía que ha cubierto un amor que era y sigue siendo verdadero. Un amor que necesita un canal para expresarse, si no por palabras (que sería lo mejor), al menos por escrito.

Tal vez las letras darán expresión y vida a ese deseo sincero, llenarán de esperanza a dos esposos deseosos de revivir el amor primero. Ahora a través de una pantalla, y ojalá pronto (ojalá siempre) con un abrazo cálido y lleno de amor fresco.