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América Latina ante la “cultura” de la muerte

El aborto es ilegal en la mayoría de los países de América Latina. Ello se debe a los incansables esfuerzos de muchas personas provida. Los abortistas no han podido ganar en las legislaturas. Incluso, hay países, como Chile, El Salvador y Nicaragua, que han cambiado sus leyes, para proteger más aún a la criatura no nacida. La mayoría de los países de América Latina tienen las leyes de aborto más restrictivas del mundo. Precisamente por ello es que se encuentran bajo grandes ataques antivida.

Como no ha podido ganar en las legislaturas, el movimiento antivida, para lograr su objetivo de legalizar o despenalizar el aborto, se ha dirigido a los tribunales, como lo hizo en EEUU. Para ello, el movimiento antivida cuenta con el apoyo financiero e ideológico de fundaciones y organizaciones de EEUU.

Una de las organizaciones antivida que más está utilizando la vía judicial para imponer la legalización del aborto en América Latina, es el Centro de Derechos Reproductivos (CDR – Center for Reproductive Rights). El CDR es una organización antivida de abogados muy poderosa, influyente y bien financiada, cuya sede se encuentra en Nueva York. El CDR es el principal brazo legal internacional del movimiento abortista en América Latina. En el año 2002, el CDR y sus “socios mexicanos” llevaron el caso Paulina ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Según el CDR y las feministas abortistas de México, a Paulina, una chica de 13 años que quedó embarazada presuntamente a causa de una violación, se le negó su “derecho” al aborto, “debido a las creencias personales y religiosas de los funcionarios del sector de salud pública” de México. El 8 de marzo del 2006, el CDR y sus aliados ganaron este famoso caso. Su macabra victoria consistió en el logro de un acuerdo con el gobierno de México, por medio del cual este último se comprometió, “entre otras cosas, a indemizar a Paulina, financiar la educación de su hijo (que para entonces ya había nacido) y emitir un decreto reglamentando el acceso al aborto para las víctimas de violaciones”. En ese acuerdo, el gobierno mexicano “reconoció” que el aborto es un “derecho humano” (http://www.crlp.org/ww_lac.html). Este acuerdo ha establecido un precedente legal que el movimiento abortista internacional está utilizando, para legalizar el aborto en otros países latinoamericanos.

El CDR y sus aliados dicen que han logrado victorias similares en Perú y Argentina, donde se ha destruido, por medio del aborto, la vida de inocentes criaturas no nacidas, a pesar de los esfuerzos del movimiento provida. En su portal trilingüe, el CDR declara que “se aproximan cambios dramáticos en la medida en que la nueva estrategia de litigio del CDR se difunde por la región” (http://www.reproductiverights.org/pr_06_0511Colombia.html).

Mónica Roa es una abogada colombiana que colaboró con el CDR,  recibió capacitación en estrategias legales abortistas en EEUU, y estuvo involucrada en el caso Paulina. A finales del 2005, Roa presentó una demanda de inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional de Colombia (CCC), contra los artículos que declaraban ilegal el aborto en los casos de violación, malformación del feto y peligro para la salud o la vida de la madre. Esta abogada abortista presentó su demanda en nombre de otra organización antivida, llamada Women’s Link Worldwide. Con la ayuda del CDR, de una organización estudiantil abortista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale, de “Católicas” por el Derecho a Decidir, de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés) y de otras organizaciones antivida, se enviaron cientos de amici curie favorables a la demanda de Roa a la CCC. A pesar de los amici curie a favor de la vida (incluyendo dos de HLI, que fueron enviados a la CCC y de los muchos y valientes esfuerzos de incontables personas provida en Colombia, los magistrados emitieron su fallo a favor del aborto.

A decir verdad, el fallo de la CCC es más peligroso de lo que se podría pensar. Se supone que el aborto ha sido despenalizado en Colombia solamente en tres casos: violación o incesto, malformación fetal y cuando peligra la vida o la salud de la madre. Ya con ello la situación es grave. Pero el reglamento emitido por la CCC ha definido la palabra “salud” en términos muy amplios, siguiendo la definición de este vocablo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Tribunal Supremo de EEUU, de tal manera que permite el aborto a petición. También, según el reglamento, los médicos que no quieran practicar abortos serán obligados a remitir a la mujer que lo pida a un abortero, y los centros de salud (incluyendo aquellos que son católicos), podrían ser obligados a tener a un médico que practique abortos en el personal.

Podemos afirmar que esta decisión de la CCC ha marcado un hito en América Latina, porque la ley colombiana que prohibía el aborto era una de las más estrictas del mundo y, además, porque tiene la capacidad de influir negativamente en el resto de la región. En una entrevista, Roa dijo, refiriéndose al fallo abortista en Colombia, que “la liberalización de las leyes anti-aborto ha cobrado impulso en la región [latinoamericana]” y que “los que promueven [el aborto]” en otros países recibirán los “instrumentos y la inspiración, para continuar la lucha”, porque “este es un movimiento global que no conoce fronteras” (“Challenging Abortion Law in Colombia – An Interview with Mónica Roa,” julio, 2005, (http://www.womenslinkworldwide.org).

Las personas provida de Colombia están radicando demandas en contra del fallo de la CCC y especialmente del reglamento. Respecto de este último, el CDR había dicho en su portal que ayudaría en su redacción al Ministro de Salud de Colombia “y a socios locales”, para “asegurar el acceso a los servicios de abortos legales” (http://www.reproductiverights.org/pr_06_0511Colombia.html).

En otros países latinoamericanos se han presentado distintos tipos de legislaciones antivida, con el objeto de despenalizar o legalizar el aborto.

Otra importante batalla que las personas provida están librando en América Latina es contra la “anticoncepción de emergencia” (AE). En realidad, todos sabemos que la AE es un aborto en las primeras etapas del embarazo. El CDR y sus aliados, especialmente la IPPF y sus asociaciones miembro en América Latina, están colaborando con una organización que se llama Consorcio Internacional de Anticoncepción de Emergencia. El objetivo del Consorcio, que también tiene filiales en todos los países de la región, es la promoción de la píldora “del día siguiente” (PDS). El Consorcio ha logrado introducir engañosamente este abortivo como si fuera solamente un anticonceptivo en los programas de planificación familiar, con la aprobación de los gobiernos nacionales, como parte del arsenal anti-bebé que ya existe en América Latina.

Respecto del efecto abortivo de la PDS, el propio CDR admite en su portal que ésta a veces actúa “impidiendo la implantación del óvulo fecundado en el útero”. La ciencia ha confirmado y todos sabemos que el óvulo fecundado, el cigoto, es un nuevo ser humano en su primerísima etapa de desarrollo. Los que promueven la PDS dicen que ésta no se diferencia mucho de los anticonceptivos orales, el dispositivo intrauterino (DIU o IUD, por sus siglas en inglés –que también se utiliza como método de AE) y los inyectables, como la Depo-Provera, la cual el CDR admite que “también puede actuar impidiendo la implantación, si la fertilización ha ocurrido” (http://www.crlp.org/pdf/pub_bp_govtswwec.pdf).

Podemos darnos cuenta con toda claridad que aquí se está dando la conexión, tanto material como ideológica, entre la anticoncepción y el aborto.

Sin embargo, los que promueven la AE niegan que ésta sea abortiva. El argumento falaz que utilizan es decir que el embarazo no comienza en la concepción (= la fecundación o la fertilización del óvulo por parte del espermatozoide), sino en la implantación del embrión humano en el útero de su madre, lo cual ocurre 6 ó 7 días después de la concepción. Con esta falsa re-definición del embarazo, el mecanismo anti-implantatorio de los métodos de la AE ya no puede ser llamado “aborto”, porque el aborto, por definición, es la interrupción del embarazo, pero como el embarazo, presuntamente, no ocurre sino hasta la implantación, entonces no puede haber aborto antes de ella.

Con este malabarismo semántico, los promotores de la AE intentan que se aprueben leyes favorables a ésta en los países donde el aborto es ilegal, como en la mayoría de las naciones latinoamericanas. Y en los países donde el aborto ya es legal, esta falacia sirve para intentar “calmar” las conciencias. Por ejemplo, las leyes de varios países donde el aborto es legal, como Nueva Zelanda, el Reino Unido, EEUU y Alemania, aceptan esta re-definición del embarazo. Otros treinta países permiten la venta sin receta de la PDS. Entre ellos se encuentran Francia, Inglaterra, Argentina y Portugal. Pero los promotores de este fármaco letal no descansan. Ahora quieren que se distribuya gratuitamente en todo el mundo, sin receta y sin consentimiento paterno para las menores de edad. En Chile, por ejemplo, un país cuyas leyes defienden la vida humana no nacida sin excepción, la nueva presidente, Michelle Bachelet (a quien muchos católicos eligieron), ha autorizado la distribución gratuita de la PDS a chicas de 14 años en adelante.

Me he limitado a mencionar solamente las dos principales batallas entre la cultura de la vida y la “cultura” de la muerte, que se están librando en América Latina –hay muchas más. Durante más de 35 años que he estado involucrada en el movimiento provida a nivel internacional, nunca había visto un ataque contra la vida humana tan bien organizado y financiado en los países hispanos, como el que estoy presenciando ahora.

Human Life International (HLI), la organización para la cual trabajo, se ha lanzado a una misión mundial, para promover y defender la santidad de la vida y la familia. Esa misión es fiel al Magisterio de la Iglesia Católica. Vida Humana Internacional (VHI), la sección hispana de HLI, ha estado trabajando en América Latina, el Caribe, España y con los hispanos en EEUU durante más de 20 años. HLI-VHI lleva a cabo su labor provida de prevención, educación y servicio, por medio de sus afiliadas, sus portales bilingües en la internet, su serie de TV de 13 programas a través de EWTN, sus dos programas radiales (a través de Radio Católica Mundial y de Radio Paz de la Arquidiócesis de Miami), sus materiales educativos impresos y sus dos boletines (uno impreso y el otro electrónico). VHI se encuentra ubicada estratégicamente en Miami, Florida, EEUU –la puerta hacia las Américas.

VHI ha sido un instrumento eficaz en el establecimiento del movimiento provida en América Latina. VHI ha contribuido a que dicho movimiento crezca y se vuelva más exitoso por medio de la capacitación, los recursos y la ayuda intelectual que ha proporcionado a las personas y organizaciones provida de la región. En casi todos los países del continente hispano, VHI tiene organizaciones afiliadas o colaboradoras que trabajan arduamente, a pesar de contar con pocos recursos, a favor de la vida y la familia.

VHI ayudó a conformar una red internacional de abogados provida llamada Centro Latinoamericano de Derechos Humanos, la cual es una de sus organizaciones afiliadas en la Argentina. Esta red comparte información, ideas y estrategias, para ayudar, desde la perspectiva legislativa y judicial, al movimiento provida en cada país latinoamericano.

Sin embargo, las organizaciones antivida que están activas en América Latina son muy poderosas e influyentes, están muy bien financiadas, organizadas y capacitadas. Por otro lado, las organizaciones que están afiliadas a VHI o que colaboran con ella cuentan con pocos recursos materiales y económicos. Es por ello que VHI pidió la ayuda de una colaboradora en Argentina, para establecer una red internacional de oración. Esta red se llama Red Internacional de Oración por la Vida. Su portal en www.rioporlavida.net tiene información en español, inglés, portugués y alemán. Invitamos a todos a unirse a esta red. La Red envía mensualmente las intenciones de oración a todos sus miembros. Sabemos que solamente con el poder de la oración y de los sacramentos se podrá vencer la “cultura” de la muerte y establecer la cultura de la vida en el mundo.

Puedo decir con toda honestidad que las personas provida en América Latina están luchando como David contra Goliat. A pesar de enormes obstáculos y dificultades, han ganado innumerables batallas. Si no fuera por ellas, hace mucho tiempo que el aborto hubiera sido legalizado o despenalizado en sus países. Su determinación, perseverancia y valor son el resultado de una fe católica muy fuerte.

Según los católicos provida, incluída la que suscribe, la Virgen ha ayudado a que las distintas confesiones cristianas se unan en defensa de la vida y la familia en varios países hispanos.

El movimiento provida en América Latina está vivo y es vigoroso. Las personas provida reciben inspiración, fortaleza y consolación en sus batallas del Autor de la Vida: Dios Todopoderoso, Nuestro Creador. Cuentan con el auxilio sobrenatural y la intercesión de la Patrona de los No Nacidos: Nuestra Señora de Guadalupe. Al final, prevalecerán.

Concluyo esta exposición con  la oración de San Ignacio de Loyola, que es un llamado de todos los que trabajamos en defensa de la vida y la familia:

“Enséñanos a ser generosos, Buen Señor, enséñanos a servirte como Tú mereces, a dar sin tener en cuenta lo que cuesta, a luchar sin importarnos las heridas, a trabajar sin descanso y a laborar sin pedir recompensa, excepto aquella de saber que hacemos Tu voluntad.”

Que Dios les bendiga.

Nota: La Sra. Llaguno es Directora Ejecutiva de Vida Humana Internacional, la Sección hispana de Human Life International.