La verdad del amor
La verdad del amor está en la unidad. Estoy unido a lo que amo. Amar es formar uno con el amado. Esto implica sacrificio, pero este sacrificio no es vivido como tal, pues todo lo que se ama es también de uno mismo.
La verdad del amor está en la unidad. Estoy unido a lo que amo. Amar es formar uno con el amado. Esto implica sacrificio, pero este sacrificio no es vivido como tal, pues todo lo que se ama es también de uno mismo.
Yo también tengo derecho a ser feliz”
le oí decir a una mujer joven cuando se quejaba de los problemas que había en su familia. Esta idea no es exclusiva de una chica, sino que parece ser simplemente el grito, a veces desesperado, de mucha, mucha gente en todas partes, y por principio, podríamos decir que este reclamo tiene cierto fundamento, sin embargo, en este tema hay que hacer una observación fina, pero muy importante.
La naturaleza humana es preciosa, Dios se admiró de ella y dijo “que era buena”
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a su hijo.
¿Es el dolor piedra de toque de toda la estructura vital de la persona? En ese caso, la respuesta ante el problema del sufrimiento hará que la balanza de los sentimientos vitales se incline hacia la esperanza (la alegría de vivir) o hacia la tristeza (el desconcierto de lo absurdo). Vamos a ver algunos aspectos del contacto que la adolescencia y la juventud toman con él, en momentos particularmente importantes para descubrir el sentido de la vida.
Amor y esperanza
Cuál es la necesidad más radical del ser humano? El deseo más básico y elemental para ser feliz? Sentirse amado, para siempre. Es decir, vivir una vida en plenitud enfocada hacia la vida eterna, e ir con las personas que se aman. Hay momentos importantes en la vida que descubrimos eso, vemos que sí, que “eso es 'vida' de verdad, la felicidad, que es lo que queremos para siempre”. De eso trata Benedicto XVI en las dos Encíclicas, la que escribió sobre el amor y ahora sobre la esperanza.
En la película “Secretos de un matrimonio” de I. Bergman, aparece una mujer –típica ama de casa- quiere divorciarse, pues su matrimonio es sin amor; después de muchos años en los que “todo ha ido bien”, quiere separarse y se lo cuenta a la abogado: “mi marido es una buena persona, no le reprocho nada, ha sido un padre excelente y nunca nos hemos peleado.
1. El matrimonio es para amar. Y amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es donación. La medida del amor es la capacidad de sacrificio. La medida del amor es amar sin medida. Quien no sabe morir, no sabe amar. No olvides: amar ya es recompensa en sí. Amar es buscar el bien del otro: cuanto más grande el bien, mayor el amor. Los hijos son la plenitud del amor matrimonial.
Faltan muy pocos días para la venida de Nuestro Señor, y sin duda ya estamos preparando el ambiente externo, ya sabemos cómo y dónde vamos a pasar la Navidad y el Año Nuevo. Sin embargo, muchas veces el ajetreo normal de la vida podría hacernos perder de vista la necesidad profunda y seria de revisar lo que hay dentro del propio corazón. No olvidemos que el Adviento son días que nos invitan a reconocer al Señor. Son días para estar atentos y dispuestos ante Cristo que viene a nuestro encuentro.