"Aprender a arrodillarse" (el descubrimiento de la amistad).
¿Es el dolor piedra de toque de toda la estructura vital de la persona? En ese caso, la respuesta ante el problema del sufrimiento hará que la balanza de los sentimientos vitales se incline hacia la esperanza (la alegría de vivir) o hacia la tristeza (el desconcierto de lo absurdo). Vamos a ver algunos aspectos del contacto que la adolescencia y la juventud toman con él, en momentos particularmente importantes para descubrir el sentido de la vida. En definitiva, queremos acercarnos al misterio de la relación que tiene el sentido de la cruz con la alegría.
1. Incógnitas de juventud
Escribía una chica: "Tengo veintidós años, juventud y fuerza para vivir, pero en muchas ocasiones me siento indiferente y alejada de los demás. Río, pienso, disfruto y sufro pero no soy uno de ellos, tarde o temprano he de huir; no sé por qué pero encuentro una barrera, como un muro... trato de ser sociable pero vivo añorando mis largos paseos por la playa o por el camino, dejo de tocar con los pies en el suelo y me alejo de las personas. Me siento atada a las personas y ahogada por ellas al mismo tiempo, qué paradoja. Creo que no sé vivir. Necesito espacio, aprender a expresarme, vencer mi timidez día a día, pero una y otra vez meto la pata, pierdo las oportunidades, se pasa el tiempo... y quisiera saber la causa de la tristeza que a veces siento en mi interior, quisiera saber por qué esa indiferencia y vacío que me impide pensar, sentir, vivir; quiero saber si sé amar... pero no sé bien qué es lo que busco, y además, ¿por dónde empezar? ¿por dónde?"
La protagonista de estos pensamientos refleja bien, junto con una inseguridad que arranca de la adolescencia, una lucha por la vida, una apertura a la esperanza. Junto al "miedo a vivir" que se experimenta en el paso de la adolescencia a la juventud, tiene las tentaciones de refugiarse en uno mismo y en las fantasías, quizá imaginando una historia en la que nosotros somos los protagonistas incomprendidos y despreciados por el momento, "pero llegará el día que podremos demostrar el talento oculto, y un acto de servicio a los demás que podrá ser heroico, y entonces los demás reconocerán nuestros méritos..." ¡qué bien se está ahí, en estas fantasías! "¡Quién pudiera prolongar esos sueños!", pero el tiempo castiga...! y si uno se encierra en ese "éxtasis", no vive, en realidad se encierra en su torre de marfil, alejado del mundo y de los demás. Hay que bajar del éxtasis, salir del dulce sueño y tomar partido en la batalla de la vida.
2. ¿Por dónde empezar? Las preguntas de la chica "¿cómo, por dónde empezar? ¿y sé amar?" no pueden quedar sin respuesta: "empieza a amar, deberíamos decirle a esta persona necesitada de convicciones, ábrete a los demás, ayuda a alguien, no huyas, tira ese mundo que en realidad no es más que un engaño. Ese obstáculo que tanto te separa de los demás -convéncete- es imaginario, está sólo en tu cabeza. Mete la pata las veces que sea necesario y caliéntate al fuego de la esperanza, ríete de ti misma y no te congeles por el hielo del aburrimiento, el miedo al sufrimiento y a la acción, y no te pierdas más en ese mito irreal lleno de vanas complacencias..."
Aburrimiento y soledad en el joven. ¿Cómo se da en el joven esta soledad existencial y afectiva, ese aburrimiento? Si no tiene alguien con quien comunicarse de verdad, con quien confiar, la soledad que a la persona en lo más íntimo de su alma; y al parecer hoy día más: se crean unos problemas subjetivamente inmensos de incomprensiones, incomunicabilidad, aislamientos, individualismos, tristezas, ansias, angustias, sentirse abatidos, desánimos y depresiones... como la abulia, este mal que lleva a no conseguir hacer nada, no encontrar gusto a nada, esta insatisfacción que les lleva a exclamar "no encuentro sentido a la vida, tengo nauseas de todo, todo me es indiferente". En este contexto, hay formas de alienación que encuentran ahí campo de cultivo para su desarrollo: la publicidad fácil, el "escape" a través del alcohol, sexo o droga. Y cuando el erotismo prevalece sobre la persona, ésta pierde la alegría, se vuelve enseguida infeliz, con consecuencias desastrosas... a menos que no intervenga una particular fuerza que lo conmueva, le cree el "transfert", el entendrecimiento, el "desbloqueo afectivo". Y es que puede la persona caer por un deslizamiento ya descrito en esa infernal ruina afectiva; y reparar el mundo afectivo es difícil, porque la persona afectada, llevada por esa esterilidad va tras unos proyectos personales, ambiciones y pretensiones que le endurecen el corazón, le obstinan. Todo es motivo de descontento, y la desconfianza toma cuerpo como forma de esconder la incapacidad de resolver los problemas personales, y se quiere jugar a hacer el papel de víctima, y al mismo tiempo se hace de espectador ante su propio caso.
En su intimidad solitaria, el adolescente se experimenta a sí mismo, y a la medida que sus aspiraciones se hacen más realistas, menos utópicas, va madurando el carácter y su adaptación al medio, y un contacto social más estable y constante. Pero en muchas ocasiones aparece también el cuadro descrito de aburrimiento, acompañado a veces de un cierto sentimiento de inutilidad. Es necesario entonces experimentar que la vida es lucha, y que afrontando las cosas se vence, hay que vivir la propia vida y decidir lo que hay que hacer en cada momento, aun con riesgo de equivocarse; el aburrimiento está unido a la falta de un plan, a la carencia de un programa, a la ausencia de un proyecto. Es sinónimo de inseguridad, de desconfianza en sí mismo...
Este aburrimiento se esconde en muchos jóvenes bajo formas de activismo, situaciones divertidas o entretenidas, como formas de escape. En ellas no se busca la cosa en sí, sino el frenesí o excitación que la búsqueda comporta, y quizá va a la discoteca buscando un "algo" extraordinario, que nunca llega. Dice el prof. Polaino que en las situaciones divertidas el sujeto se vierte y escapa de los sentimientos de inutilidad, pero ya Kierkegaard advirtió que el aburrimiento mismo es una forma existencial de desesperación, de uno mismo, pues uno mismo es lo que aburre, al estar vacío. Es una forma análoga a las situaciones de frustración radical porque hagas lo que hagas no consigues realizarte a ti mismo, no hay auto-posesión, no se tiene a sí mismo, no hay capacidad de auto-donación por tanto y al no compartir hay experiencias de soledad. La diversión es un elemento importante del bienestar emocional, pero esa idea depende en gran medida de la educación de cada persona, de su cultura y sus ideales, valores y objetivos para la vida.
3. La soledad y la tristeza se evitan cuando hay un "tú". El hombre es, por naturaleza precisamente, un ser indigente, no acabado. No se realiza cuando está encorvado sobre sí mismo, como hemos visto, metido en sí (ensimismado) sino cuando está abierto al tú (entusiasmado). Imagen de Dios, que es comunión, sólo se realiza cuando se sale (cuando está en éxtasis, a imagen de Dios que se da de continuo). Entonces se funda un "nosotros". Y esto supone saber elegir compromisos con los demás, es estar dispuesto a asumir las responsabilidades que se desprenden de esta vinculación. Entonces también hay un mayor conocimiento de uno mismo, pues somos un proyecto de compañía, de cierta donación de uno mismo, de amistad, de amor. Se descubre entonces que la persona se autorealiza en la medida que contribuye a la realización de los demás, que nadie se autorealiza a sí mismo en solitario. La amistad supera el egoísmo utilitarista en las relaciones de unos con otros: no son amigos aquellas personas a las que "utilizamos" como compañía de diversión o únicamente para pasárnoslo bien y sólo cuando nos conviene; tales personas son, a lo sumo, "muletas afectivas" para nuestro entendimiento egoísta. Y la amistad es necesariamente otra cosa. De repente uno se da cuenta de que «alguien» ve las cosas igual que nosotros y se exclama: "¡Es bueno que existas!". Pero los amigos no se miran a los ojos, y a diferencia de los amantes apenas hablan de su amistad; su mirada está dirigida a las cosas que a los dos interesa (como decía F. Salinas Alonso, en "La amistad", en colección "Mundo Cristiano"). Un amigo es un tesoro.Y allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón, a decir de la Escritura. La amistad es una de las formas de manifestarse el amor, y como todas ellas, es algo que el hombre experimenta como maravilloso. Según Pieper, el amor consiste en aprobar y afirmar lo que ya estaba ahí. Amar algo o alguna persona es ponerse delante suya y decirle: "Es bueno que existas, es bueno que estés en el mundo". Y necesito esta forma de amor. Necesitamos de amigos a pesar de que en los momentos bajos pensemos si no sería mejor, más hermoso, no necesitar de nadie; pero enseguida vemos que no es un sentimiento interesado. Que amar consiste más que en recibir, en dar, esto está muy enraizado en el joven. Y buscando la felicidad del amigo estoy encontrando la mía también. En esto consiste lo maravilloso del amor. No busco mi felicidad sino la del otro. Pero a la vez soy feliz yo también. «Todo amor verdadero carece de cálculo -dice San Bernardo- y sin embargo tiene un pago; incluso únicamente puede recibir ese pago si no lo ha incluido en sus cálculos. Quien, como pago del amor, sólo piensa en la alegría del amor, la recibe. Pero el que busca otra cosa que el amor .mismo, pierde el amor y también la alegría"