Padre Ernesto María Caro Osorio
Oración Sálmica
La oración Sálmica es la forma de orar más antigua que tiene no solo la Iglesia, sino el Pueblo de Dios, y es el modelo de lo que se conoce como la oración vocálica. Ya desde la antigüedad podemos decir que el pueblo judío es y ha sido un pueblo eminentemente orante, el cual ha buscado por muchos medios el comunicarse con el Dios de la salvación.
La Oración Mariana
Si queremos que nuestra oración y la oración de la Iglesia sea verdaderamente una fuente de crecimiento espiritual, ésta debe ser como la oración de María, es decir ha de ser: Simple. Es la oración que brota del corazón, de aquellos que saben como María que en hacer la voluntad del Padre está la felicidad; para ellos no hay lugares especiales, ni posiciones, ni palabras. Cualquier momento y lugar es apto para decir: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se goza en su presencia". Perseverante y confiada.
Una de las oraciones poco conocidas en nuestra cultura occidental es lo que los orientales llaman: "La Oración de Jesús" o la "Oración del Corazón". Esta oración consiste en dejar que el nombre de Jesús se impregne en nuestro corazón y en nuestro pensar. Esto lo consiguen ellos repitiendo continuamente una invocación a Jesús, que ordinariamente es: "Señor Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mi". Para ayudarse han construido una especie de rosario que en vez de cuentas tiene 100 pequeños nudos y en cada nudo repiten esta invocación.
Oración
Para muchos la dificultad en la oración consiste en que nadie nos ha enseñado a orar. Cuando pequeños nuestros padres y catequistas nos enseñaron más que otra cosa a rezar. Es decir a repetir de forma litánica algunas fórmulas entre otras, por ejemplo, el Padrenuestro. El rezo se transforma en oración en la medida en que lo que decimos (o pensamos) nace de corazón y deja de ser una formula sin sentido. Orar, decía santa Teresa, es derramar el corazón en la presencia del Amado.
La palabra rosario viene de rosa. Metafóricamente se traduce por corona de rosas, ramillete de rosas, jardín de rosas... ofrecida a María Santísima.
Rosario o Corona es el nombre que se da a la devoción de repetir un determinado número de veces alguna oración, contándolas con cuentas ensartadas en una cadena o hilo, o en los nudos hechos en una cuerda. En algunos idiomas se utilizan las expresiones "pasar las cuentas" o "contar las cuentas", para referirse al rezo del rosario.
El credo
Todos los domingos "decimos" el Credo, y es posible que por este hábito no seamos conscientes del acto que estamos realizando. Para los primeros cristianos fue siempre importante el expresar que ellos creían en Cristo, como dirá Pablo, y en Cristo crucificado.
Autocomunicación de Dios al hombre
Quizás una de las experiencias más fuertes que el hombre puede llegar a tener en su vida es el descubrirse habitado por Dios, el darse cuenta de que Dios vive dentro de él como en un templo. Cuando el hombre se da cuenta de esto interiormente, es decir por lo que Karl Rahner llama: la "auto comunicación de Dios al hombre", su vida se transforma ESENCIALMENTE. Por un lado nuestro cuerpo adquiere el valor que Dios le ha dado, por ello la embriaguez, el tabaquismo, las trasnochadas frecuentes no tienen cabida.
Actitudes ante la oración
Para poder, verdaderamente crecer en la vida cristiana son necesarios tres elementos, los cuales pueden ser considerados como los pilares de la construcción: Los Sacramentos, la Oración, la Lectura y Meditación de la Palabra de Dios. Cada uno contribuye a su modo, a formar interiormente a Cristo y a permitir que éste se transparente en nuestra vida. De entre estos, uno de los más importantes es la oración (sin que esto quite nada a la importancia y fundamentalidad de los otros).
¿Está cerca el fin del mundo?
Una de las ideas que recorre toda la Sagrada Escritura es que este mundo
en el que vivimos
es transitorio, que la vida del hombre es pasajera y
que le vida definitiva se realiza en la eternidad, en done Dios será todo en todos y en donde no habrá más dolor, ni llanto, ni enfermedad, pues la muerte habrá sido vencida definitivamente (1Cor 15,26-28;
2Tim 1,10; Ap 20,6).