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honestidad

Internet: ¿un tribunal sin reglas?

Los jueces deben seguir una serie de normas más o menos estrictas antes de sentenciar si una persona es culpable o inocente. Si los jueces son honestos, y si las normas se basan en principios buenos y claros, la mayoría de las veces podrán condenar a los culpables y absolver a los inocentes.

Por desgracia, es casi imposible eliminar un margen de error en las condenas, sea por la complejidad de algunos asuntos, sea por la habilidad de algunos abogados o fiscales, sea porque los mismos jueces a veces se dejan arrastrar por prejuicios o por sobornos.

Ayudas a la honestidad

  Ayudas a la honestidad

 

Es hermoso encontrar a un hombre de principios rectos, a quien vive honestamente. Tiene una conciencia bien formada, sabe lo que tiene que hacer, asume sus deberes. Vive en línea recta, sin trampas, sin engaños, sin escapatorias.

Los hombres honestos, sin embargo, no son seres de otro planeta. Como cualquier otro, tienen sus momentos de debilidad, sufren tentaciones, sucumben. Si los honestos, si los mejores, fallan, es mucho más frecuente la caída entre quienes viven en la zona estadística de “los normales”...

La honestidad

La corrupción somos todos

En cierta ocasión predicaba en Misa acerca de la corrupción. Mientras les decía a los fieles que tan corrupto es el policía que pide mordida, como quien accede a darla, una niña de escasos ocho años levantó la mano para pedir la palabra y se la di extrañado por la interrupción.

¡Mi papá es policía y no es corrupto!

Prensa: ¿menos objetiva y más honesta?

La objetividad es una ley del periodismo moderno. Un periódico cree ser objetivo si recoge los distintos puntos de vista sobre un tema, las declaraciones de los representantes de partidos y religiones distintas, las posiciones a favor o en contra de una idea, de un personaje, de un acontecimiento.

Por ejemplo, inicia un escándalo contra un banquero. La prensa objetiva publica las acusaciones y la defensa, entrevista al acusado y a los acusadores, recoge las opiniones de los amigos y de los enemigos.

Honrados y Felices

Honrados y Felices

La vida nos da muchos golpes. Quizá lo que más nos duele es ver que, por querer ser buenos, por cumplir con nuestro deber, las cosas nos salgan mal. Si me paro ante el semáforo en rojo, el coche de atrás choca contra mí, y, encima, se pone a insultarme. Si pago los impuestos, mis compañeros se ríen de mí, porque dicen que ya nadie tiene esos "escrúpulos". Si el esposo no engaña a la esposa lo toman por tonto, porque hoy muchos buscan disfrutar al máximo de la primera aventura amorosa que se asome por el camino...