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mar

Con la brisa del mar

No sé a quién le vayan a llegar estas líneas, ni tampoco si van a servir para algo. Me siento como un náufrago en una isla, que arroja un mensaje en una botella sin saber lo que va a pasar después. Pero vamos allá.

Me llamo Fernando. Nací en Barcelona hace ya bastantes años, en una mañana del mes de noviembre. Jamás me imagine que Dios pensaba en que yo un día fuese legionario de Cristo, pero ahora me encuentro en Roma, ya sacerdote.

Mar adentro

Es una obviedad decir que Amenábar es uno de los directores de cine español de mayor renombre y reconocimiento internacional. Lo que no está tan claro es afirmar que el cineasta gay –según confesión propia- es objetivo e imparcial, al tratar el problema de la eutanasia en su postrer obra, Mar adentro, a pesar de algunas manifestaciones suyas, previas al estreno.

Mirando al mar pensé…

No, no es la conocida canción romántica de Jorge Sepúlveda la que te voy a recordar aquí y que tú tarareas de vez en cuando. Lo que te voy a decir es lo que a mí, como a cualquier persona reflexiva, me sugiere la contemplación del mar.

-El mar me habla de la grandeza de Dios creador, que hizo todo con sabiduría y amor.

-Todo en el mar es apto para pensar en la infinitud de Dios y su amor infinito.

-El mar, por contraste, me sugiere la pequeñez e insignificancia del ser humano.

El mar

EL MAR

¡Ay de mí si me conformo con un sillón

para sentirme el gran señor!

Prefiero los mares, los barcos,

redes y anzuelos,

no sillones cómodos,

sino el suelo inestable de la mar.

Unas tablas por sillón,

sudor de sal en la frente,

brisa que curte el rostro

y la alegría de una red repleta de peces.

Me gusta la inmensidad del mar

de color azul.