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Padre Fintan Kelly L.C.

María junto a la cruz

La voluntad de Dios significó dolor, renuncia, humillación, obediencia, silencio, ocultamiento, insultos, desprecio, hasta el momento culminante de la cruz, cuando se consumó también para Ella su pasión junto a su Hijo amado. María no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue siempre lo que Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la anunciación.

Tenemos muchos amigos, pero sólo un Amigo

Tenemos muchos amigos, pero sólo un Amigo

Todos tenemos la tendencia a amar y sentimos la necesidad de ser amados. ¡Cuánto sufre una esposa cuando siente que su marido ya no la ama! ¡Cuánto les duele a los hijos cuando ven a sus padres separarse! Muchas veces el amar y el sentirse amado parecen sólo una ilusión.

Hay una Persona que satisface esta sed existencial del hombre. Él no quiere fallarnos, ni puede hacerlo. Es Jesús de Nazaret. Es la única persona que llena totalmente el corazón del hombre.

Voz que clama en el desierto

Voz que clama en el desierto

Para prepararse para la venida de Cristo se debe lograr el cambio de corazón, que significa orientarlo más hacia Dios.

1. Juan Bautista tenía una misión: preparar el camino para el Mesías. ¿Por qué era necesario prepararlo? Antes de la venida de una persona importante es bueno anunciarla para que cuando llegue todo el mundo sepa de quién se trata. Iba a venir al mundo la persona más importante, Dios mismo.

La piedad de María

La piedad de María       

El “Magnificat” es sin duda la oración por excelencia de María. Además de ser relativamente larga, tiene un contenido espiritual muy grande. Refleja en gran medida la piedad de María.

Para María orar no es sólo un asunto personal entre ella y Dios. María se siente como parte integrante de un gran pueblo, el pueblo de Dios. Ella está muy imbuída de la esperanza de Abraham, pues Dios iba a bendecir a todas las naciones a través del pueblo de Israel.