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llama

La voz suave del Dios que llama

Dios llama. Ayer, hoy, y mañana. Hombres y mujeres se consagran. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos que dan un sí para siempre, sin condiciones. El mundo es distinto con cada respuesta, con cada entrega. Hay hombres y mujeres que quieren amar más, que reflejan, con su vida, que Dios es fiel, que Dios nos quiere con locura.

Dios existe y se llama amor

Dios existe y se llama amor

Lo quisiéramos decir con toda el alma, con la vida entera: Dios existe.

Más allá de las dudas, del fracaso, del miedo, del trabajo, del cansancio, del dolor. Más acá de las alegrías, de la ternura, de la amistad, del consuelo. Más dentro que mi conciencia, que mis pensamientos, que mis penas, que mis esperanzas. Más arriba de las montañas, de los cometas, de las galaxias, de la poesía.

Se llama Juan..

Como podría llamarse, Ricardo, Javier o Luis. El nombre es lo de menos. Lo que importa es lo que hace… o lo que no hace, según del lado por el que se vea. Porque he encontrado a Juan junto con un amigo suyo, mendigando, pidiendo pan para comer. Serían como las dos de la tarde, en un caluroso día de verano por las calles de Roma, cuando las casas se cierran a cal y canto para defenderse del calor del mediodía. Y ahí estaba él. Joven y vigoroso, pero sin trabajo. Con posibilidades de tener una familia, pero permanecía soltero, por elección propia, según me dijo más adelante.

La voz suave del Dios que llama

Dios llama. Ayer, hoy, y mañana. Hombres y mujeres se consagran. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos que dan un sí para siempre, sin condiciones. El mundo es distinto con cada respuesta, con cada entrega. Hay hombres y mujeres que quieren amar más, que reflejan, con su vida, que Dios es fiel, que Dios nos quiere con locura.