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Esperar más allá de la ciencia

Vale la pena recordarlo: la ciencia llega hasta donde puede llegar, y luego se detiene. No es capaz de eliminar la muerte, no puede suprimir la angustia, no consigue erradicar las injusticias, no impone la paz entre los enemigos, no construye un mundo capaz de durar indefinidamente.

Entonces, ¿qué nos da la ciencia? Gracias a ella existen edificios magníficos, medicinas muy provechosas, técnicas de cultivo más eficaces. Sin la ciencia sería imposible comunicarnos con la agilidad y la rapidez que hoy nos resultan casi normales.

Déjame esperar, Señor

Señor, te agradezco el sol, el viento, la sonrisa de una madre, el canto del jilguero. Te agradezco las horas de alegría con los míos, los ratos de trabajo y de esfuerzo. Te agradezco la salud con la que me permites trabajar por mis hermanos.

Pero a veces, Señor, la vida nos sorprende. Nos hieren las angustias de los hombres, la injusticia, el hambre de los niños, el llanto de los viejos.

Déjame esperar, Señor

Señor, te agradezco el sol, el viento, la sonrisa de una madre, el canto del jilguero. Te agradezco las horas de alegría con los míos, los ratos de trabajo y de esfuerzo. Te agradezco la salud con la que me permites trabajar por mis hermanos.  

Pero a veces, Señor, la vida nos sorprende. Nos hieren las angustias de los hombres, la injusticia, el hambre de los niños, el llanto de los viejos.