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sueño

Su sueño era matar a su padre

Tim tenía tres sueños: Salir del correccional, convertirse en jefe de una banda y matar a su padre.

 

A los tres años su madre lo ató a un poste eléctrico y se marchó para siempre. Su padre se encargaría de él. Sí, se encargaría de maltratarlo: Cuatro veces le rompió la nariz y, cuando tenía cinco años, le dio una paliza tan fuerte que lo mandó por dos años al hospital. 

 

Tuve un sueño

Como el gran líder negro, antisegracionista, Martin Luther King, organizador de una marcha de más de 200.000 personas sobre Washington, podría decir, al contemplar la ingente multitud que se echó a las calles de las ciudades de nuestra España el 12 M, que servidor también he tenido un sueño, que pronto o tarde se realizará.

Llegará un día, nadie lo dude, en que una multitud semejante de millones de españoles saldrán a la calle en manifestación a favor de toda vida humana, desde el inicio de la concepción hasta su final.

La flor y el sueño

Nace una flor entre montañas, ríos y granjeros. El viento acaricia unos pétalos que brillan a la luz del sol. Luego, marchitos, vuelan, se pierden a lo lejos, mientras el fruto crece y prepara la semilla de una nueva vida.

Las nubes llegan, la lluvia pasa. El sol vuelve a brillar: seca la tierra, agosta flores pasajeras. En un hospital muere, entre las lágrimas de los suyos, un anciano. Mientras, en el cielo, un libro abierto llama a los que amaron sin medida, acoge a los que viven para siempre.

El sueño del hombre y el sueño de Dios

Soñar no es algo sólo para niños. Los grandes también necesitamos momentos de fantasía en los que la vida brille de un modo distinto, fresco, alegre. Es cierto que no podemos vivir en los sueños. Los sueños no producen computadoras, ni construyen rascacielos, ni llenan los bolsillos con un poco de dinero. Pero, ¿de qué sirve tener comida, casa y familia si falta esa ilusión y esa alegría que da un toque especial a todo lo que nos rodea?

Tuve un sueño

Como el gran líder negro, antisegracionista, Martin Luther King, organizador de una marcha de más de 200.000 personas sobre Washington, podría decir, al contemplar la ingente multitud que se echó a las calles de las ciudades de nuestra España el 12 M, que servidor también he tenido un sueño, que pronto o tarde se realizará.

Llegará un día, nadie lo dude, en que una multitud semejante de millones de españoles saldrán a la calle en manifestación a favor de toda vida humana, desde el inicio de la concepción hasta su final.

La flor y el sueño

Nace una flor entre montañas, ríos y granjeros. El viento acaricia unos pétalos que brillan a la luz del sol. Luego, marchitos, vuelan, se pierden a lo lejos, mientras el fruto crece y prepara la semilla de una nueva vida.

Las nubes llegan, la lluvia pasa. El sol vuelve a brillar: seca la tierra, agosta flores pasajeras. En un hospital muere, entre las lágrimas de los suyos, un anciano. Mientras, en el cielo, un libro abierto llama a los que amaron sin medida, acoge a los que viven para siempre.

El sueño del hombre y el sueño de Dios

Soñar no es algo sólo para niños. Los grandes también necesitamos momentos de fantasía en los que la vida brille de un modo distinto, fresco, alegre. Es cierto que no podemos vivir en los sueños. Los sueños no producen computadoras, ni construyen rascacielos, ni llenan los bolsillos con un poco de dinero. Pero, ¿de qué sirve tener comida, casa y familia si falta esa ilusión y esa alegría que da un toque especial a todo lo que nos rodea?

El sueño imposible

Con fe lo imposible soñar,
al mal combatir sin temor,
triunfar sobre el miedo invencible,
de pie soportar el dolor.

Amar la pureza sin par,
buscar la verdad del error,
vivir con los brazos abiertos,
creer en un mundo mejor.