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cadena

Romper las cadenas del pecado

El pecado narcotiza. No resulta fácil luchar contra la tentación. Resulta muy fácil abrir, poco a poco, la puerta al pecado, pactar con el mal, rendirse a lo que pide la carne, el demonio, el mundo.

Pecados de egoísmo y de pereza, pecados de avaricia y de lujuria, pecados de deslealtad y de injusticia. El corazón tiene tantas grietas, tantas debilidades, tantos deseos innobles.

Dura cadena

Dura cadena

Tú tienes todo lo que yo no tengo,
tienes pureza en la mirada, tienes tiempo.
Tú tienes hambre y sed de justicia,
y la palabra perdonar está en tus venas.

Dura cadena la que me impide salir
a conocer la luz del día. (bis)

Tú tienes claro lo que es respirar profundo,
sin aspirar lo que despide este mundo.
Tienes paciencia, tienes limpia la conciencia,
tienes el pecho desprovisto de dudas.

Fuiste guerrero, fuiste libre y prisionero,
tienes consuelo en la mirada, eres sincero.
Compartes todo y por todos te entregaste,