amar
Aprender a equivocarse
Amar sin condiciones
Leí una historia de un soldado que pudo regresar a casa después de haber peleado en la guerra de Vietnam: llamó a sus padres desde San Francisco.
- "Mamá, Papá. Voy de regreso a casa, pero os tengo que pedir un favor: Traigo a un amigo que me gustaría que se quedara con nosotros."
- "Claro," le contestaron, "Nos encantaría conocerlo."
¿Amar para siempre?
¿Amar para siempre?
"Te amo con el amor con que Dios te ama"
Pensar el amor en lo próspero y en lo adverso no es fácil para el ser humano: hombre y mujer. Se trata de una “prueba difícil”. Hay necesidad de la oración porque, en palabras de Juan Pablo II "el amor puede ser profundizado y conservado solamente por el Amor" . Veamos ahora cómo Dios acompaña al hombre en esta vocación y cómo hace real su palabra: “yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 26,26).
“Deus caritas est”, qué es amar
Un mes después de haber sido firmada (el día de Navidad), sale a la luz la primera y esperada encíclica de Benedicto XVI, que va a lo esencial, como dice el Cardenal Martino en la presentación: el hecho cristiano no es una gran idea, sino un encuentro con la persona de Jesús, que da una dimensión nueva a la vida, una orientación decisiva. Y Jesús de Nazaret, con su mensaje, nos muestra el misterio de amor.
El arte de amar
Hoy que tanto se habla tanto “de encontrarse a un mismo” y de autoestima, quizás se olvida que uno se “encuentra” cuando se da, al amar, al sentirnos amados; y que esto es un arte que es muy necesario aprender: “No existe la realización personal si no somos capaces de sentirnos amados y de sentir que amamos alguien de forma intensa, comprometida y desinteresada” (Jorge Bucay).
La tentación de no amar
“Fue un amor tan profundo que en un segundo me acaparó. No sabía que existiera un sentimiento así... lo vi y todo mi mundo anterior se derrumbó... Supe entonces que él formaba parte de mi destino”. Así habla Corinne, en una entrevista. Y cuando le preguntan: “- ¿Cuándo pasó el amor?” Responde: “me fui porque me estaba volviendo loca, nuestros mundos no eran conciliables…”
Amar a todos, sin exclusiones
Amar a todos, sin exclusiones
El dolor, la calumnia, la cárcel, pueden convertirse para el cristiano en motivo de alegría, de paz, de encuentro profundo con Dios.
Así ocurrió en la vida de monseñor Boleslas Sloskans (1893-1981). Había estudiado en el seminario de San Petersburgo (Rusia). Después de recibir la ordenación sacerdotal en 1917, desarrolló su ministerio en varias iglesias, mientras a su alrededor crecía el clima de persecuciones y críticas contra la religión y, especialmente, contra los católicos rusos.
Unidos por amor y para amar
La Iglesia existe y nace porque es llamada, porque es amada. El primer paso vino desde Dios: nos ha creado, nos ha rescatado, nos ha ennoblecido infinitamente al hacernos hijos en el Hijo.
La experiencia más profunda de nuestra fe cristiana radica en descubrir y acoger ese amor divino. Un amor que no merecíamos, que nos fue dado gratuitamente, más allá de todas nuestras expectativas, de nuestras súplicas, de nuestras necesidades, de nuestras heridas y pecados.
Para amar se necesita creer
Entre el creer y el amar hay una relación tan estrecha, tan íntima, que nos resulta difícil responder a la pregunta: ¿uno ama porque cree, o uno cree porque ama?