La verdadera madurez: vivir los mandamientos
Sus amigos, sus padres, el párroco: todos le decían que no se casara con aquel señor divorciado. Pero ella insistió, cerró los oídos a todo consejo y se casó por lo civil. A los pocos meses ya estaban separados.
Sus compañeros de parroquia le habían avisado que con esos amigos iba a tener problemas. Pero aquel joven no hizo caso. Quería llevar “su” vida sin que nadie le estorbase. Acabó en un hospital, a punto de morir, por una sobredosis de droga.