Pasar al contenido principal

Padre Fernando Pascual L.C.

¿Qué siente Dios?

¿Qué siente Dios al posar sus ojos sobre nuestro planeta? ¿Qué hay en su corazón cuando ve la generosidad y el egoísmo, la honradez y la perfidia, la caricia y el cuchillo, el beso por amor y el beso lleno de vicio?

¿Qué siente Dios ante la guerra, la enfermedad? ¿No sufrirá al ver a una niña que es vendida en un prostíbulo, a un joven que destruye su vida y la de su familia con la droga, a un adulto incapaz de ser fiel a su palabra, a un anciano que es olvidado por los suyos?

Que no se cansen los buenos

Señor, te pido por los buenos, los justos, los honestos, los misericordiosos. Que no se cansen, que no desesperen, que no se dejen abatir por los golpes de la vida.

Sí, Señor: necesitamos mucho de su ejemplo, de su entrega, de su amor sincero. Te lo pido de corazón: ¡que no se cansen los buenos!

Que no se canse la esposa o el esposo abandonado. Que sepa esperar, que no deje de rezar, que siente el bálsamo de tu consuelo, que tenga fuerzas para dar luz a un hogar que llora la ausencia de alguien muy amado.

¿Qué es la Iglesia?

Palestina, siglo I. Doce galileos acompañan a Jesús, un nazareno. Para ellos es un profeta. Hace milagros, predica con fuego, acaricia a los niños, limpia la conciencia del pecado.

Pasan los meses. Los fariseos rechazan a Jesús, lo persiguen y acosan con denuedo.

Jesús va a Jerusalén. Después de una cena íntima, densa, llena de misterios, el Maestro va a rezar al Huerto de los Olivos. Es arrestado, condenado a muerte, crucificado. Uno de sus seguidores le ha traicionado. Los otros escapan, huyen lejos.

Puerta abierta al Evangelio

Puerta abierta al Evangelio

El Evangelio ha quedado, para muchos, al margen de la vida moderna. Nos preocupa más la cita con el médico, las cuentas en el banco, el pago de final de mes, las noticias del periódico, las llamadas por el móvil de familiares y amigos, que el mensaje limpio, profundo, exigente y bello que Cristo nos dejó con su Palabra y con su Vida.

Parece que no encontramos tiempo para acercarnos a un mensaje maravilloso, ofrecido por Dios mismo con mucho cariño, con mucho amor, con mucha esperanza, con mucho respeto.

¿Puede ser “útil” el mal?

¿Puede ser “útil” el mal?

El mal se nos presenta como un misterio. El hambre de niños inocentes, la derrota de pueblos indefensos ante invasores despiadados, la traición en la vida matrimonial de quien parecía bueno, el fraude del amigo que toma el dinero de un préstamo y nos deja en una situación desesperada, esa enfermedad que inicia precisamente cuando acabamos de lograr un trabajo...

Preguntas esenciales

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son preguntas de ayer, de hoy, de siempre.

La respuesta a la primera pregunta ofrece luz para la respuesta a la segunda. Las alternativas no son muchas. O respondemos que todo ocurre por casualidad, sin proyectos ni sentido alguno. O respondemos que hay un designio, un proyecto superior que da sentido a la vida humana.

Tierras difíciles

El párroco había notado una concentración un poco especial en Miguel. Lo agradeció mucho, pues el muchacho, con sus 13 años y un cuerpo en pleno desarrollo, solía crear muchos problemas durante las catequesis. Durante la explicación de la parábola del sembrador no dejaba de mirar al sacerdote como quien está sumido en una reflexión profunda.

Sufrimos y morimos un poco todos

Caminamos por la vida. A lo largo del sendero vamos encontrando miles de objetos, plantas, insectos, animales más complejos, hombres y mujeres. Cada uno nos dice algo distinto. Algunos seres, como las baldosas del suelo, apenas sí entran un instante en el ángulo visual de nuestra retina para desaparecer, humildemente, tras las pisadas de nuestros zapatos. Otros seres, como un mosquito molesto en una noche de bochorno, nos impacientan y nos inquietan, nos despiertan y nos hacen estallar en palabras de queja o de rabia desesperada.

Sólo Cristo puede llenar de dicha el corazón del hombre

Más de dos millones de jóvenes estaban reunidos ese domingo 20 de agosto de 2000 en una explanada de Tor Vergata (Roma). El amanecer había sido agradablemente fresco. Muchos jóvenes no se lo esperaban, después de las jornadas anteriores, caracterizadas por el fuerte calor. El sol, sin embargo, salió con nuevos bríos, y pronto hizo sentir toda la fuerza que suele exhibir en el mes de agosto.