Padre Cipriano Sánchez L.C.
La misión de ser camino
Adviento es la época en que la Iglesia nos prepara, en una forma muy particular, para la venida del Señor. Y esta preparación, que supone un tiempo de mayor oración e introspección dentro del corazón, se debe convertir también en una serie de cuestionamientos respecto al modo en el que nos estamos acercando a la Navidad, que en definitiva, es el misterio de la manifestación del Señor, el misterio por el cual Dios se muestra al mundo.
Cristo nos dice: "Vengan a Mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga y Yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso".
La lectura del Evangelio de San Mateo nos hace reflexionar en alguien que, después de mucho tiempo, vuelve a vivir según Dios Nuestro Señor. Sin embargo, nos podría suceder que al reflexionar sobre la oveja perdida, perdiéramos la verdadera esencia de este regreso.
Faltan muy pocos días para la venida de Nuestro Señor, y sin duda ya estamos preparando el ambiente externo, ya sabemos cómo y dónde vamos a pasar la Navidad y el Año Nuevo. Sin embargo, muchas veces el ajetreo normal de la vida podría hacernos perder de vista la necesidad profunda y seria de revisar lo que hay dentro del propio corazón. No olvidemos que el Adviento son días que nos invitan a reconocer al Señor. Son días para estar atentos y dispuestos ante Cristo que viene a nuestro encuentro.
"Aquí esta nuestro Dios de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae porque la mano del Señor reposará en este mundo”.
Estas palabras del profeta Isaías, que vemos cumplirse de una forma muy especial en el Evangelio, son también palabras que tendríamos que repetir en nuestra vida.
Faltando tan pocos días para la Navidad, tenemos que revisar con qué actitud nos estamos acercamos al momento del encuentro con Jesús recién nacido, quien a su vez viene a nuestro encuentro. Podríamos tener varias actitudes ante este Cristo que se acerca a nuestras vidas. Podríamos ser un poco incrédulos y decir que para qué ponerle ganas a la vivencia de la memoria del Nacimiento de Jesús, que qué sentido puede tener para mí algo que pasó hace 2000 años.
En Cada Vida Hay un Milagro
El Rostro Profundo de la Navidad
Cada Adviento tendríamos que saber convertirlo en un hermoso momento para preguntarnos quién es Dios para nosotros. Si Dios es Alguien que influye, que transforma, que exige en nuestras vidas; o si, por el contrario, Dios es Alguien con el cual nos podemos permitir cierta indiferencia.
El Reino de los Cielos Exige Esfuerzo
Cuando uno ve que la vida de una persona, de un amigo o de alguien muy querido está siendo un desierto, está siendo estéril, podría pensar que de alguna forma Dios lo ha abandonado. Sin embargo, cuando se presentan esta clase de situaciones, uno tendría que pensar en las palabras del Profeta Isaías: "Yo, el Señor, les daré una respuesta".