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vida

Oración del enfermo

Oración del enfermo

El don de la salud
no me acompaña, Señor,

y la tristeza ha invadido

mi corazón.

Quisiera unirme a Ti en el dolor,

descubrir su sentido redentor,

y en él, encontrar tu voluntad,

pero la debilidad de mi fe

no me lo permite

y siento desesperar.

Ayúdame para hacer

de este tiempo de enfermedad

un tiempo de cultivo de la fe,

de reencuentro contigo,

de meditación de tu Palabra,

de sacrificios en favor de los demás,

Oración de confianza ante la enfermedad

Oración de confianza ante la enfermedad

  

Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida.
Tú conoces las personas y las circunstancias que
me han formado ya sea física como emocional y
espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias
de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona
que soy ahora.

Perdóname, Señor, por todas las veces que te he
fallado, por mi fallos contra mi mismo y los demás.
Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han
fallado de alguna manera y me han herido.

Oración a María Santísima por la salud de los enfermos

Oración a María Santísima por la salud de los enfermos

 

Oh Virgen María, Salud de los enfermos,

que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario

y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,

participando íntimamente de sus dolores,

acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,

para que las semillas esparcidas durante el Jubileo

sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

 

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.

Credo del dolor

Credo del dolor

 

A las almas adoloridas, que cargan pesos insufribles, a quienes sus cruces pareciera aplastar sin remedio, el recuerdo del valor pleno de sentido del dolor otorga al sufrimiento una trascendencia del que están privados los paganos. Recomendamos vivamente su lectura y hacer de su difusión un apostolado

CREO que otorgó Dios el dolor al hombre con designios de amor y de
misericordia.

CREO que Cristo Nuestro Señor ha transformado, santificado y casi divinizado el dolor.

ENSÉÑAME, SEÑOR, A ENVEJECER

ENSÉÑAME, SEÑOR, A ENVEJECER

Señor, enséñame a envejecer.

Convénceme de que no son injustos conmigo
los que me quitan responsabilidad, los que no me piden mi opinión, los
que llaman a otro para que ocupe mi puesto.

Quítame el orgullo de mi
experiencia pasada; quítame el sentimiento de creerme indispensable, que
en este gradual despego de las cosas yo sólo vea la ley del tiempo, y
considere este relevo en los trabajos como manifestación interesante de
la vida, que se releva bajo el impulso de tu providencia.