Sabiendo que nuestras conductas puedan transmitir mensajes y causar reacciones en las demás personas, ahora queremos abordar el tema de los malentendidos. La característica más peligrosa de los malentendidos es que pueden existir sin darnos cuenta... hasta que exploten.
Cuando hablan los esposos de sus dificultades matrimoniales es muy común oír una expresión como ésta: “lo que provocó la crisis fue una verdadera tontería”. A medida que exponen sus dificultades con más detalle, uno puede apreciar cómo, en la mayoría de los casos, son efectivamente "tonterías", cosas "típicas".
Sin embargo están preocupados porque sienten que esa tontería les está haciendo daño o, en casos más graves, destruyendo la relación. Tal vez no logran saber por qué. Veamos unos casos.
El amor busca el bien de la persona amada. El amor es capaz de trabajar "sólo" y sin correspondencia, pero lo más grande en este mundo es cuando dos amores se encuentran. Entonces se crea la amistad: un amor que va y viene en las dos direcciones.
Creo que es uno de los consejos más sabios que se puede dar a una persona casada. ¡Cuánto sufrimos por exigir a los demás lo que no pueden o no quieren dar! En el matrimonio es importante no soñar con una situación perfecta sino hacer lo mejor que se puede con lo que se tiene.
Los esposos se santifican con su amor
Desde luego, amar santifica a la persona que ama. Pero después del sacramento del matrimonio hay algo más: amar santifica también a la persona amada. Desde el momento en que sus amores son amalgamados con el amor que Cristo les tiene, todos los actos de amor de los esposos son también vehículo del amor de Cristo por ellos y, por lo tanto, vehículos de la gracia.