La Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio
LA EUCARISTÍA ACOMPAÑA NUESTRA PEREGRINACIÓN
LA EUCARISTÍA ACOMPAÑA NUESTRA PEREGRINACIÓN
44 La Eucaristía es sacramento de unidad en la Iglesia, como lo proclama san Pablo: "Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (1Cor 10,17).
57 Al centro de la misión salvífica de Jesucristo, se encuentra su tarea evangelizadora. Sin embargo, el anuncio del Reino no lo realiza Jesús sólo con palabras, sino "con su total presencia y manifestación personal [...] sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos" (DV 4); en el fondo, podemos decir que Jesús mismo es el Reino.
18 Jesús es la luz y la vida (cfr. Jn 8,18). Estas palabras son como la síntesis de todos los bienes que Él nos ofrece y que se compendian en el misterio de la Eucaristía. Pan y vino son medios para mantener la vida natural. Análogamente, si no comemos el pan eucarístico, no alimentamos la vida recibida en el Bautismo. Es una vida que se va perfeccionando porque en la Eucaristía se aumentan las virtudes y se promueven todos los dones espirituales, a fin de llevarnos a la salvación, para la cual fue instituida.
52 "El auténtico sentido de la Eucaristía se convierte, de por sí, en escuela de amor activo al prójimo" (Dominicae Cenae, 6). Comprendemos así, la relación entre la Eucaristía y la luz, según la afirmación del Apóstol san Juan: "Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas" (1Jn 2,9).