La Fuente de la Esperanza
Cristo nos dice: "Vengan a Mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga y Yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso".
Cristo nos dice: "Vengan a Mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga y Yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso".
“¿Y qué gano si me porto bien?” Cuando un adolescente o un joven pregunta esto, quiere que le demos un motivo para portarse bien, para vivir éticamente, para ver si realmente vale la pena no seguir sus gustos sino lo que le dicen (o ya sabe) que es correcto.
El sacerdote preguntó: "¿De veras quieres ser feliz?" El muchacho no tuvo la menor duda para responder: "¡Claro que quiero ser feliz!" Entonces el sacerdote lanzó un torpedo inesperado: "Entonces, ¿por qué andas detrás de cualquier capricho que pasa por tu cabeza?"
Para muchos, el objetivo principal de la vida humana sería conquistar la propia felicidad. Para llegar a esa meta, uno trabajo o descansa, estudia o juega, se casa o vive soltero, viaja o se queda en casa.
Pero algo nos dice que nuestro corazón no late sólo para alcanzar un objetivo tan hermoso y tan difícil. Porque, en el fondo, el deseo más profundo, el más intenso, el más rico y el más grande que existe en cada ser humano consiste no en buscar la felicidad, sino en amar y ser amados.
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ARTÍCULO 9
“CREO EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA”