¡Tú puedes!
Es un crimen condenar a un ser humano
a la inseguridad,
al balbuceo,
al temblor permanente
mediante frases, como éstas:
“Eres un inútil,
tú nunca llegarás a nada”.
Bienaventurado el que rescata
de esas cadenas a un pobre pusilánime.
Dar un pan a un pobre es acción hermosa,
pero dar valor a un tímido
es cien veces más misericordia.