Nosotros lo concebimos todo, como ustedes bien saben, en función de Cristo y su Reino en los hombres. Y este Reino de Cristo se alcanza a través de una vida integralmente santa, más que con discusiones filosóficas o teológicas. Este Reino de Cristo padece violencia y sólo los violentos lo arrebatan, los que viven en comunión con Él por una profunda y sincera vida interior; los que son activos, los que rompen el cerco de su mundo pequeño y ridículo para ver qué más pueden hacer por el Reino, más allá de su egoísmo, amor propio, pereza, respetos humanos; los que no se preocupan de ver qué comerán o qué vestirán; los que no toman en consideración si descansaron el tiempo completo o no. En resumen, los que tienen estas pequeñeces como nada con tal de poseer a Cristo y anunciar su Reino a los hombres.