Rosario al atardecer
El paseo por aquella terraza
me introducía en la tarde bondadosa.
Mis ojos se marchaban a las pacíficas nubes
de la tarde gloriosa:
volaban hacia losárboles con temblores de vientos,
y el alma se iba más lejos,
queriendo coger, en sus manos invisibles, la paz,
la sublime paz de Dios.
Soñaba y soñaba, creyendo que los sueños son reales,
como las nubes y losárboles,
y como la luz vespertina.
A veces, mi paseo por la terraza solitaria,
era una íntima conversación con la Virgen
a la orilla de los eucaliptos,
desgranando el rosario.
Recé los salmos del breviario
en una banca de piedra del jardín,
rodeado del silencio, de los pájaros, de losárboles,
todos amigos del hombre, amigos míos,
entrañables compañeros.