Si ustedes dan un vistazo con serenidad y objetividad al panorama que nos ofrece el mundo moderno, descubrirán fácilmente cómo todos los movimientos ideológicos, políticos, económicos, culturales, van buscando la realización de ese "hombre renovado", van proponiendo nuevos modelos de comportamiento a todos los niveles, que prometen esta renovación total del hombre. Tanto el marxismo, como el existencialismo, como los diversos grupos ideológicos, van buscando a tientas ese hombre diferente. Pero tales movimientos están condenados al fracaso, porque para renovar al hombre no basta la destrucción de las actuales estructuras y la construcción de otras nuevas. Es preciso realizar esa renovación desde el interior del hombre, que es egoísta, sensual, cruel, injusto, etc..., y esta renovación interior, este cambio de mentalidad y de comportamiento sólo lo puede realizar el Evangelio. Al incorporarse al Movimiento, ustedes van buscando esta renovación interior desde el Evangelio y su contribución generosa, ágil y constante a esta misma renovación en sus semejantes.