La vida es una aventura apasionante.
Yo la disfruto o la malgasto, la vivo en plenitud o en desventaja.
Si no la has vivido en plenitud, es porque te resignaste.
La verdad es que, las raíces más profundas de tu ser,
se alimentaban de niño de savia celestial.
Luego vino el desencanto, la terrificación, el asco y la náusea.
Desde mi cárcel espiritual, detrás de los duros barrotes,
grito con todo mi cuerpo que quiero ser libre.