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Pertenecer al reino de Cristo compromete toda la vida

Es fácil pertenecer a un club deportivo, a un partido político o a una sociedad yogui: no me piden más que unas horas a la semana, dejando intacto el resto de mi vida. Pertenecer, en cambio, al Reino de Cristo, compromete todas las horas del día, todos los días de la semana, las semanas del mes y los meses del año; su exigencia penetra mi intimidad y no deja hueco neutral en mi ser. Es muy difícil ser católico de verdad. Hay gente que cambia de religión y creencia con la facilidad con que se traslada de un club a otro. Ser católico fiel es muy difícil; a pesar de las apariencias, son muy pocos los católicos de verdad.