Paisajes
Sentado en una cerca de piedra,
desde la cual se divisaba todo el lago,
y el cielo,
y las montañas de enfrente,
me quedé silencioso, solo,
festejando a mi alma
con aquel panorama sencillo, campestre.
Mis ojos contemplaban,
sin cansarme nunca de mirar,
aquel paisaje de ensueño,
a la luz declinante del atardecer.
En ese rincón del mundo,
tan quieto, tan saturado de paz,
estaba Dios.