Navidad
La fiesta del nacimiento de Cristo
llenó el alma de villancicos, de paz,
de salvación recién estrenada.
Todos los esfuerzos humanos
para realzar la venida de Cristo
a nuestro desierto,
para convertirlo en tierra habitable, son muy pobres.
Creo que, sólo en el cielo, daré las gracias,
como merece, a mi Redentor.
Para mí ha venido, para mí ha nacido.
De Belén arrancan todos los caminos
que llevan a la felicidad.
También el mío.
Y hay una estrella en el cielo
que ilumina ese camino
y que un día se detendrá definitivamente
en otro lugar: el cielo.