Meditación del Domingo de Resurrección
Meditación
En medio de la alegría por la resurrección de Jesucristo, debemos esperar siempre el encontrarle, el hablarle... Esperar a Cristo, motor de nuestra fidelidad.
Petición-Fruto: Alégrame por la resurrección de Cristo, por su victoria sobre el mundo, sobre el mal, sobre la muerte. Yo también he resucitado
con Él.
Puntos a Meditar:
Al tercer día resucitó. En esta piedra angular se basa nuestra fe. El Señor de la vida había muerto, pero ahora vive, triunfa.
En esta Victoria, el hombre es llamado a su dignidad más grande. ¿Cómo no alegrarse por la victoria de Aquel que tan injustamente fue condenado a la pasión más terrible y a la muerte en la cruz? ¿por la victoria de Aquel que anteriormente fue flagelado, abofeteado, ensuciado con salivazos, con tanta inhumana crueldad?
Este es el día de la esperanza universal, el día en que en torno al resucitado, se unen y se asocian todos los sufrimientos humanos, las desilusiones, las humillaciones, las cruces, la dignidad humana violada, la vida humana no respetada.
La Resurrección nos descubre nuestra vocación cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal.
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¿Creo en la Resurrección?, ¿la proclamo?
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¿Creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la vivo?
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¿Creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?