¿Por qué,
Señor, nos empeñamos en salvar nuestra vida por la comodidad, el
regalo, la estima, la sensualidad y la satisfacción de nuestro orgullo,
cuando en perderla por ti y como Tú está nuestra mayor riqueza?¡¡
¡Haznos servidores tuyos de verdad, marcados con el signo indeleble de tu cruz
en nuestros corazones y en nuestras vidas. Haz que sepamos recoger los
frutos de vida eterna para nosotros y nuestros hermanos del árbol
fecundo de la cruz!