Gana el esfuerzo
Si uno se duerme, le agarra el cansancio,
la polilla, los nervios
y, tal vez, el desaliento.
Hay que mantenerse alerta
y realizar el mejor esfuerzo,
justamente al final de la cuesta,
al final del partido.
Si no, puede suceder que entre dos rivales
gane el patito feo, por tesonero,
por agresivo, por valiente.
No se gana con el prestigio,
se gana con el esfuerzo.