Realmente es muy fácil ser feliz. A mí me dan pena los hombres que andan como locos tras la felicidad. Piensan que está en el dinero, en los viajes, en las diversiones, incluso en la droga, en el sexo. Y no se dan cuenta de que la felicidad está dentro de cada uno, en aceptar o no aceptar a Cristo.
Precisamente, nuestro Movimiento ha nacido para esto; para guiar a los hombres que busquen a Cristo, que le hagan un hueco en sus corazones, que lo acepten en su vida tan ocupada y a veces materialista. Tenemos que lograr que la gente nos oiga. Debemos gritar con nuestro ejemplo esta verdad, sin miedo y sin cobardía. ¿Por qué nosotros vamos a negar que somos cristianos felices, cuando todas las personas se enorgullecen de su profesión?