era un niño que rezaba
Era entonces un niño
que confiaba sin pestañear;
un niño que al rezar lloraba
como el más pobre.
Sabía pedir, lloraba pidiendo,
porque sentía la máxima impotencia en mí,
y la máxima seguridad en Él.
¿Habré crecido demasiado?
¿Es que ya no tengo alma de niño?
¿Es que se ha roto mi confianza en Él?
Porque ya no sé rezar.