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Dios ha querido tener necesidad de nuestra debilidad

Dios
nos ha escogido por puro amor, queriendo tener necesidad de nuestra
debilidad. ¡Qué misterio tan grande y abrumador! Así como quiso tener
unos padres, así como quiso tener un cuerpo, hoy también nos quiere
tener a nosotros, como su corazón, como su boca, como sus brazos, para
poder seguir entregándose a los hombres.

Si
entendiéramos bien esta realidad, cómo cambiaría nuestra vida, muchas
veces llena de dudas, de comodidad; habría más generosidad para
entregarse a Cristo totalmente, sin tener miedo a perderse en el surco
como la semilla. Sin embargo, cuánta cobardía, cuánta falta de
generosidad, de amor, de entrega. Y nuestro Cristo sigue aún siendo un
desconocido, y el mundo anda buscando una felicidad que no encuentra, y
nosotros los cristianos tenemos la solución, pero una solución para
nosotros, que no compartimos porque no tenemos tiempo para esto y sí
para otras cosas.