David y Goliat
Soy un David
con su honda y sus guijarros.
Debo ir a la lucha
en el nombre del Dios de los ejércitos,
pues, de lo contrario,
de zagal no paso.
Y, con unas piedras de río en mi zurrón,
no iré muy lejos.
Pero, si voy en nombre de Cristo,
cada piedra puede derribar
a un Goliat.