Oración diaria
¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la
santificación de nuestras almas, postrado humildemente
ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura
de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a
Vos, digno de ser amado sobre todas las cesas.
¡Oh bondad infinita! ¡Quién jamás os hubiera ofendido!
Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia,
perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber
tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después
que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han
solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente.
Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e
indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a
vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo
firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos,
de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con
suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi
entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón,
arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme
digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones
producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias
que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria
vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra
gloria.
Amén.