Pasar al contenido principal

Del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de oración por las vocaciones de 1996

Oración por las vocaciones

Al Señor Jesús elevo mi ferviente súplica para obtener el don precioso de numerosas y santas vocaciones:

Señor, tú has querido salvar a los hombres y has fundado la Iglesia como comunión de hermanos, reunidos en tu amor.

Continúa pasando entre nosotros y llama a aquellos que has elegido para ser voz de tu santo Espíritu, fermento de una sociedad más justa y fraterna.

Alcánzanos del Padre celestial los guías espirituales que necesitan nuestras comunidades: verdaderos sacerdotes del Dios vivo que, iluminados por tu palabra, sepan hablar de ti y enseñar a hablar contigo.

Haz crecer tu Iglesia mediante un florecimiento de consagrados, que te entreguen todo, para que tú puedas salvar a todos.

Que nuestras comunidades celebren en el canto y en la alabanza la Eucaristía, como acción de gracias a tu gloria y bondad, y sepan caminar por los senderos del mundo para comunicar el gozo y la paz, dones preciosos de tu salvación.

Vuelve, Señor, tu rostro hacia la humanidad entera y manifiesta tu misericordia a los hombres y mujeres que en la oración y en la rectitud de vida te buscan sin haberte encontrado todavía: muéstrate a ellos como camino que conduce al Padre, verdad que hace libres y vida que no tiene fin.

Concédenos, Señor, vivir en tu Iglesia, con espíritu de fiel servicio y de total entrega, a fin de que nuestro testimonio sea creíble y fecundo.

 Amén.